El hallazgo del cadáver de un hombre de unos 75 años en su finca de la Ribera del Marco, donde llevaba cerca de dos meses fallecido, ha vuelto a poner sobre la mesa una realidad que preocupa a asociaciones vecinales y colectivos sociales: la vulnerabilidad de las personas mayores que viven solas en entornos rurales o periurbanos y sin contacto familiar.