La defensa de Juan David R.C., investigado junto a la madre por el presunto asesinato de un niño de cuatro años en Garrucha (Almería), ha presentado este lunes un total de 22 archivos de audio. El objetivo es intentar acreditar que el fallecimiento, ocurrido el pasado 3 de diciembre, fue el resultado de prácticas de curanderismo y no un crimen doloso. En un comunicado, el despacho Mchm Abogados ha insistido en que la muerte del menor fue el "trágico resultado de una cadena de imprudencias y prácticas de curanderismo". Los letrados del investigado defienden que "nos encontramos ante unos hechos dramáticos fruto de una praxis cultural errónea y una negligencia compartida por el entorno familiar", por lo que debe calificarse como imprudencia y no como asesinato. La defensa ha aportado las transcripciones de los audios al Tribunal de Instancia de Vera para intentar demostrar que "la ignorancia" y "la superstición" de la madre y su pareja "derivaron en un desenlace fatal". Según los abogados Manuel Martínez Amate y Diego Ricardo Molinari, los audios revelan que el niño fue alimentado con "pan con salchichas" mientras sufría un fuerte dolor abdominal y daño hepático. Frente a la autopsia preliminar que apuntaba a un maltrato y una posible agresión sexual, la defensa insiste en el dolor abdominal y el daño hepático. Consideran que los cuidadores "no dejaron morir al niño por crueldad, sino porque no supieron interpretar los síntomas de la sepsis". Además, rechazan que su cliente actuara como un "maltratador", apoyándose en grabaciones donde el niño se refería a él como "papá". Las grabaciones, según la defensa, revelan que la madre sometió al niño a un "sobado", un "masaje abdominal vigoroso de curandero", de forma repetida. Esta práctica, a su juicio, podría explicar las lesiones hepáticas halladas en la autopsia. Los audios también apuntarían a un "patrón de negligencia sanitaria absoluta" basado en la automedicación con ibuprofeno y un "diagnóstico por Internet". Los letrados añaden que, según los audios, "se sustituyó la medicina científica por la superstición" al suministrarle al menor "tomitas" de "agua bendita y preparados caseros". Con todo ello, la defensa busca apuntalar la tesis de que hubo una "ausencia de ánimo de matar" y que los hechos se encuadrarían en un homicidio imprudente. Finalmente, la defensa sostiene que los investigados no actuaron en la clandestinidad. Afirman que la madre "envió fotos de las lesiones a su padre", residente en Guadalajara, "en tiempo real". También señalan que se realizaban videollamadas "con las abuelas en Colombia y Venezuela", quienes "validaban el estado del niño a distancia". Para la defensa, "el hecho de retransmitir la evolución del niño a las abuelas prueba que no había intención de matar ni de ocultar un crimen". Consideran que se trató de "una preocupación mal gestionada mediante consejos a distancia, diagnósticos por vídeo y remedios caseros validados por el entorno familiar".