La llegada de los meses más fríos del año supone un reto adicional para la seguridad vial. La reducción de las horas de luz y la aparición de fenómenos meteorológicos adversos complican la adherencia y la visibilidad en las carreteras. Ante este escenario, es fundamental recordar las pautas de actuación para circular con seguridad cuando la lluvia, la nieve, el hielo, el viento o la niebla hacen acto de presencia. Además este año las festividades navideñas han coincidido con la entrada de fenómenos meteorológicos adversos , con avisos y alertas tanto de la AEMET como de la DGT, recomendando evitar los desplazamientos en coche, o prestar mucha atención a las posibles condiciones de la carretera. Con el objetivo de agilizar las tareas de limpieza, la Dirección General de Tráfico trabaja en una modificación del Reglamento General de Circulación. Según esta reforma del artículo 31, en condiciones de nieve o hielo abundante en autopistas y autovías, será obligatorio circular exclusivamente por el carril derecho. Esta medida busca dejar libre el carril izquierdo para el paso de máquinas quitanieves y vehículos de emergencia, garantizando que el mantenimiento de la vía no se vea obstaculizado por el tráfico bloqueado. Mientras esta norma entra en vigor, conviene hacer caso a la recomendación y al mismo tiempo prestar atención tanto a las normas de circulación como a las recomendacio0nes de la Dirección General de Tráfico. La lluvia es la incidencia atmosférica más habitual y la que más impacto tiene en el tráfico cotidiano. Su peligrosidad reside en la pérdida de adherencia de los neumáticos sobre el asfalto mojado, lo que incrementa considerablemente la distancia de frenado. Además, las primeras gotas son especialmente críticas al mezclarse con el polvo, la grasa y las hojas, convirtiendo el pavimento en una superficie extremadamente deslizante. Durante el año 2024, se registraron 3.397 siniestros con víctimas debido a lluvias, resultando en el fallecimiento de 72 personas. Para evitar riesgos, se recomienda reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y evitar maniobras bruscas como acelerones o frenazos. Es vital comprobar antes de partir que las luces, los limpiaparabrisas y la luneta térmica funcionan a la perfección. La nieve y el hielo representan situaciones de alto riesgo. Mientras que los primeros copos ya vuelven el asfalto resbaladizo y ocultan la señalización, el hielo es un peligro invisible que suele aparecer en zonas de sombra, con alta humedad o temperaturas inferiores a 3ºC. De hecho, la adherencia sobre hielo es incluso menor que sobre la nieve. En 2024, estos fenómenos causaron 107 siniestros con víctimas y se cobraron dos vidas. Si le sorprende la nieve, debe encender las luces de cruce, circular por las rodadas de otros vehículos y manejar el volante y el embrague con extrema suavidad. En caso de encontrar una placa de hielo, la consigna es clara: reduzca la velocidad al máximo, mantenga la trayectoria y evite tocar el freno o el volante de forma brusca. Si la intensidad de la nevada aumenta, no se debe circular sin cadenas o neumáticos de invierno. Las rachas fuertes de viento pueden desestabilizar el vehículo , especialmente en adelantamientos o al cruzarse con vehículos voluminosos. Los efectos de «vacío» o «pantalla» pueden provocar desplazamientos laterales peligrosos. Según los datos de 2024, el viento estuvo detrás de 200 siniestros con víctimas, con un saldo de dos fallecidos. La recomendación principal es aminorar la velocidad y utilizar marchas cortas para disponer de más potencia frente a la resistencia del viento. El conductor debe sujetar el volante con suavidad pero con firmeza , extremando la atención al salir de túneles o sobrepasar edificios altos. Aunque menos frecuente, la niebla es de las incidencias más peligrosas al reducir drásticamente la visibilidad y humedecer el asfalto. En 2024, provocó 1.004 siniestros con víctimas y 24 fallecidos. Ante un banco de niebla, es obligatorio encender las luces de cruce y las antiniebla (especialmente las traseras si es densa), adecuando siempre la velocidad a lo que se sea capaz de ver. Se debe circular por la derecha, siguiendo las marcas viales y prestando atención a los usuarios más vulnerables como motos o peatones. En vías de doble sentido, los adelantamientos están prohibidos si la visibilidad es reducida. Si la niebla es demasiado cerrada, lo más seguro es abandonar la vía y esperar a que despeje.