La imagen de los nómadas del desierto bebiendo té caliente bajo un sol abrasador, con temperaturas que superan los 50 grados, ha generado siempre una gran curiosidad. Lejos de ser una simple costumbre, esta práctica tiene una lógica fisiológica que ayuda a combatir el calor extremo. La experta en nutrición Elisa Blázquez, autora del libro 'Toma las riendas de tu salud', ha explicado las claves científicas que se esconden detrás de este comportamiento. Aunque parezca contradictorio, ingerir una bebida caliente en un ambiente de mucho calor tiene una explicación científica. Según Blázquez, este gesto provoca que el cuerpo reaccione elevando su temperatura interna, lo que a su vez activa la sudoración. Es precisamente la evaporación de ese sudor lo que enfría la piel y permite una regulación de la temperatura corporal mucho más eficaz. La experta resume la idea de forma clara: "La clave es la sudoración, que el sudor se evapore y, entonces, pues, que al final la piel se enfríe". Por el contrario, las bebidas frías ofrecen una sensación de frescor únicamente momentánea. Tal como explica la nutricionista, aunque no son perjudiciales, de alguna manera "engañan" al cuerpo. Este frescor inmediato no activa la sudoración de la misma forma, un mecanismo que a medio plazo es más efectivo para refrescarse. Además, las bebidas frías favorecen la vasoconstricción y pueden derivar en digestiones más pesadas, lo que a la larga puede incluso generar una mayor sensación de calor. La clave del efecto termorregulador reside en que la bebida sea caliente, independientemente de si es té u otra infusión. Sin embargo, el té que consumen los tuaregs suele estar muy cargado y contener grandes cantidades de azúcar. Esto tiene un propósito añadido: mantener los niveles de energía y evitar las bajadas de glucosa y de tensión que pueden producirse en condiciones de calor extremo. La vestimenta es otro factor crucial. Los tuaregs visten ropa holgada que genera una capa de aire fresco entre la piel y la tela. Blázquez señala que, aunque nos parezca extraño, las telas oscuras cumplen una función importante: "absorben el calor por fuera, pero, sin embargo, evitan que el calor llegue directamente al cuerpo, sobre todo si es una prenda holgada". Si la ropa fuera ajustada, el efecto no sería el mismo. Esta práctica tradicional cuenta con el respaldo de estudios científicos que demuestran que, en climas muy calurosos, las bebidas calientes favorecen la disipación de calor corporal. Sin embargo, la experta matiza que hay una condición indispensable para que funcione: que la humedad ambiental no sea muy alta. Si el sudor no se puede evaporar correctamente debido a la humedad, el mecanismo de enfriamiento de la piel no se produce y la estrategia pierde su efectividad. Tanto la bebida como la ropa son estrategias de supervivencia adaptadas a un entorno extremo como el desierto. Para quienes viven en otros contextos, donde un aire acondicionado está al alcance de la mano, estas costumbres pueden parecer extrañas. No obstante, como concluye la experta, en el desierto, "todo tiene su lógica".