En las últimas semanas, la migración ha vuelto al centro del debate público en Perú. Los movimientos en la frontera sur, los ajustes en los controles migratorios en países vecinos y los operativos internos de fiscalización han reactivado una discusión que suele intensificarse en contextos de presión económica, inseguridad y proximidad electoral. La coyuntura es sensible, pero confirma una realidad estructural: la migración ya forma parte del funcionamiento económico y social del país.