El tráiler arranca como si alguien hubiera abierto de golpe una puerta antigua que llevaba siglos cerrada. No hay chistes, no hay guiños cómplices ni ironía posmoderna: hay sal, hierro, barro, viento y un mar que parece dispuesto a devorar a cualquiera que se atreva a desafiarlo. Y, sobre todo, hay una sensación muy concreta -casi física- de estar ante un relato que no se va a contar "bonito", sino inmenso. El primer tráiler oficial de La Odisea, la nueva película de Christopher Nolan, deja clara una idea desde su primer montaje: el cineasta que convirtió un biopic sobre la bomba atómica en un fenómeno cultural global quiere ahora hacer lo mismo con el gran poema fundacional de la cultura occidental. Nolan vuelve a esa ambición que lo define -la de filmar conceptos como si fueran paisajes, pero esta vez cambia la matemática del tiempo por la geografía del mito. La Odisea adapta el texto atribuido a Homero: el largo y tortuoso regreso de Ulises a Ítaca tras la guerra de Troya, un viaje que se transforma en una sucesión de pruebas, tentaciones, monstruos y pérdidas irreparables. El tráiler juega precisamente con esa doble lectura: la épica como espectáculo y, al mismo tiempo, la épica como herida. La primera gran noticia no es solo la estética -ese grano de celuloide que parece arena pegada a la piel-, sino el enfoque narrativo. El avance evita la exposición clásica y apuesta por la sugerencia: planos fugaces que remiten al final de la guerra, imágenes que evocan el caballo de Troya, miradas cansadas, cuerpos golpeados y un mar omnipresente que funciona casi como un personaje más. Hay una idea que atraviesa todo el tráiler: Ulises no es solo un héroe, es un hombre del que se cuentan historias contradictorias, un nombre que circula entre rumores, cantos y versiones interesadas. Para sostener ese mundo, Nolan ha reunido un reparto que parece diseñado para que cada aparición tenga peso propio. Matt Damon encabeza el reparto como Ulises, un héroe más curtido que glorioso; Tom Holland interpreta a Telémaco, el hijo que crece sin padre y aprende a buscarlo a través de relatos ajenos; y Anne Hathaway da vida a Penélope, una figura que la cultura popular suele reducir a la espera, pero que en el mito original es inteligencia, estrategia y resistencia silenciosa. Junto a ellos aparecen nombres como Zendaya, Lupita Nyong'o, Charlize Theron o Robert Pattinson, confirmando que estamos ante una epopeya coral en la que cada personaje encarna una tentación, un obstáculo o una amenaza en el camino de regreso. El otro gran titular está en el "cómo". La Odisea ha sido rodada con nuevas cámaras IMAX, desarrolladas específicamente para el proyecto, en lo que supone un nuevo paso en la obsesión del director por el gran formato. No es una decisión neutra: Nolan no concibe esta historia como un contenido más, sino como una experiencia cinematográfica total, pensada para envolver al espectador y obligarlo a mirar. El mensaje es claro: esta película...