En el Perú, la decisión de postergar o abandonar los estudios superiores se ha convertido en una tendencia que preocupa por sus implicancias en el capital humano del país. Además, reabre el debate sobre el rol del sistema educativo y su capacidad para conectar con las expectativas y decisiones de las nuevas generaciones. El fenómeno no responde a una sola causa, pero sí plantea interrogantes de fondo sobre la sostenibilidad del modelo de formación.