«Un 2025 bueno y un 2026 mejor». La frase casi parece una fórmula hecha de felicitación navideña, pero es el pronóstico político que hace el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, para el próximo año, que apunta servirá de «punto de inflexión». Lo sostiene en base a dos pilares: crecimiento económico y normalización política tras la aplicación «efectiva» de la ley de Amnistía. Aunque de «natural optimista», la realidad a la que se enfrenta Illa es un 2026 que comienza sin presupuestos aprobados, lo que hoy mismo ha obligado a su ejecutivo, en su última reunión de 2025, a una prórroga técnica. Este hecho no impide que el Ejecutivo del PSC renuncie a aprobar las cuentas una vez entrado el año, una posibilidad que, en buena parte, depende de las negociaciones con Esquerra, que a su vez condiciona cualquier paso en este sentido a que se produzcan avances con respecto a la financiación autonómica «singular» para Cataluña. En este sentido, Illa se ha mostrado convencido de que en las próximas semanas y meses se producirán avances, sin que las citas electores en Aragón, Castilla y León y Andalucía -por esto orden-, o los escándalos que golpean al PSOE, lo vayan a condicionar. «Estamos cerca de conseguir la financiación singular», ha señalado el 'president', que ha anunciado que, aunque el Govern se toma un receso por las vacaciones de Navidad, estaremos «activos en esta materia». «En enero pasarán cosas», ha zanjado sin querer concretar más, casando sus previsiones con la intención manifestada desde el Ministerio de Hacienda de presentar una propuesta entre enero y febrero. Sí ha apuntado Illa, sin precisar si la propuesta que haga el Gobierno incluirá el principio de ordinalidad, que lo que se ponga sobre la mesa será una financiación «singular» para Cataluña y «solidaria» con el resto de España, tal y como se contempla en su pacto de investidura firmado con ERC. La financiación singular, o al menos las bases de la misma, es lo que debería permitir avanzar en los presupuestos catalanes, una vez el acuerdo con los comunes se prevé más fácil después de que la semana pasada el tripartito de facto que gobierna Cataluña (PSC, ERC y Comunes) sacase adelante la regulación y tope de precios para el alquiler temporal y el de habitaciones, algo que desde la izquierda se demandaba de manera urgente para evitar que estas modalidades fuesen un «coladero» para sortear la limitación del alquiler convencional, vigente desde 2024. «Nos dejaremos la piel para aprobar las cuentas», ha apuntado, convencido de poder atraerse a unos socios que son "machaconamente exigentes" pero que también "cumplen con lo acordado". En cualquier caso, Illa ha dejado claro que si no consigue sacar adelante los Prespupuestos -sería su segunda prórroga desde que en verano de 2024 asumiese la presidencia- mantendrá sus planes de agotar la legislatura. Tampoco tiene sobre la mesa -«ni me lo han pedido, ni se lo he planteado, ni lo contemplo»- dar entrada en su Govern a sus socios de investidura. Las razones para el optimismo de Illa se basan también en el convencimiento de que 2026 será el año de la aplicación «efectiva» de la ley de amnistía, algo que debería propiciar el retorno a Cataluña de Carles Puigdemont y que Oriol Junquera pueda volver a optar a ocupar un cargo electo. 2026 sería en este sentido el de la «normalización completa» de Cataluña tras los años del 'procés', ha anticipado el 'president'. Por otra parte, y tras repasar indicadores que a su criterio demuestran que 2025 ha sido un buen año para Cataluña, Illa ha insistido en su propósito de que Cataluña vuelva a liderar económicamente el conjunto de España. «No es fácil, pero pongámonos a ello», ha advertido Illa apuntando que desea que a Madrid, sin compartir su modelo económico, le vayan bien las cosas. Illa también ha aludido a la situación que se vive en Badalona, donde grupos de vecinos se han enfrentado por la situación de los inmigrantes desalojados del instituto B9. «La prioridad del Govern es resolver la situación, y lo hacemos con discreción y trabajo», ha señalado Illa, que defiende que su Govern «cumple y atiende las resoluciones judiciales pero desde los valores humanistas». Sin querer enfrentarse directamente con el alcalde Xavier García Albiol, con quien dijo haber hablado, Illa ha llamado a la «serenidad y a la calma», sobre todo de los vecinos, varios de los cuales se han negado a que Cruz Roja y otras entidades sociales den cobijo a los desalojados: «La irresponsabilidad no sale gratis (...) Quizás hay quien quiere que haya personas que pierden la cabeza».