Antonio Basanta, el mayor coleccionista de belenes del mundo: "En las figuras se esconden las claves del nuevo modelo social al que debiéramos ir"

El coleccionista Antonio Basanta, dueño de la mayor colección de belenes del mundo, ha compartido el profundo significado que se esconde detrás de las figuras y elementos del Nacimiento. Su colección, iniciada en 1977 junto a su esposa, cuenta ya con 4.289 belenes y más de 30.000 figuras, una "bendita locura" que este año celebra su 47 aniversario. Parte de su tesoro puede visitarse en varias exposiciones en Madrid, como el Belén Napolitano Monumental en Arganzuela o la exposición de Belenes del Mundo en el Museo de San Isidro. Para Basanta, al poner un belén "lo que no debe faltar nunca es emoción, ilusión y alegría". Más allá de las tres figuras principales, el coleccionista destaca la importancia de incluir ciertos elementos por su simbología. "Procuremos que en un belén no falte nunca un río, un puente, un pozo, una lavandera, una figura que lleve leña al hombro y alguna que porte fruta", ha señalado en 'Ecclesia al día'. Cada uno de estos elementos encierra un poderoso mensaje. El río es "el agua de la vida y del amor", donde los cristianos son los "pececillos" que beben de ella, explicando así el villancico "pero mira cómo beben los peces en el río". La lavandera, por su parte, representa a la comunidad que acude a ese río "a lavar los conflictos, las disputas, los enfrentamientos", porque "el amor lo resuelve todo". Asimismo, la leña simboliza el hogar y el calor de la familia, mientras que el puente es una alegoría de Jesús, "quien es capaz de llevarnos de una orilla a otra". El pozo suele representar a María, que "en su interior llevó, contuvo el agua de la vida". Todas estas figuras, según el experto, refuerzan el carácter "rupturista y revolucionario" del belén, donde por primera vez en la historia "ha nacido un dios en la pobreza y para los pobres". Este mensaje se dirige a los "marginados, a los proscritos, a los desheredados". "Es un mensaje absolutamente maravilloso, en el que, por otra parte, yo creo, modestamente, que se esconden las claves del nuevo modelo social al que debiéramos ir", afirma Basanta. La afición de Basanta comenzó en 1977 y creció gracias a sus viajes profesionales, que le permitieron descubrir que la tradición del belén estaba extendida por todo el mundo. El coleccionista asegura que "no hay lugar en el mundo donde España haya tenido presencia, por efímera que fuera esa presencia, donde no exista la tradición de poner un belén". Para él, "El belén es una seña de identidad cultural, es un elemento identitario de nuestra propia razón de ser como como país". Entre sus piezas más queridas se encuentra su belén de infancia, de procedencia murciana. Entre los más extraños, destaca un belén de Alaska de la cultura inuit y otro de Camboya, recuerdo de un protectorado español del siglo XVI.