La villa medieval con casitas de piedra y hórreos que es perfecta para desconectar

Entre torres históricas, iglesias centenarias, su interesante conjunto urbano ofrece ofrece recorridos culturales que muestran la vida de siglos pasados A media hora de Ourense: el pueblo medieval perfecto para hacer un viaje en el tiempo con una escapada en diciembre A menos de 20 minutos en coche de Ourense se encuentra un pequeño núcleo rural que conserva intacta su estructura medieval. Con una población de menos de 300 habitantes, la villa ofrece una visión de la vida cotidiana en un entorno histórico, donde las calles y edificios mantienen la continuidad de siglos de ocupación humana. La escala reducida del lugar permite recorrerlo a pie y apreciar la relación entre su patrimonio arquitectónico y el entorno natural que lo rodea. Pese a su tamaño, el núcleo concentra elementos que reflejan su importancia histórica y social. La disposición del caserío, los hórreos que se dispersan entre las viviendas y los templos religiosos permiten observar cómo se articulaba la vida de la comunidad en tiempos pasados, al mismo tiempo que se percibe la permanencia de tradiciones que aún hoy se practican entre los vecinos. El equilibrio entre conservación histórica y actividad cotidiana hace que la villa resulte especialmente accesible para quienes buscan una experiencia vinculada al patrimonio y a la vida rural. Cada calle, cada plaza y cada hórreo forman parte de un conjunto que narra la historia de un pequeño pero significativo enclave dentro de la provincia de Ourense. Historia, patrimonio y tradiciones de Vilanova dos Infantes Vilanova dos Infantes conserva la esencia de un antiguo burgo medieval, organizado en torno a una torre que se erige como testigo único de la fortaleza que una vez protegió la villa. Esta torre, construida entre los siglos XII y XIII, ha recibido protección legal por su valor histórico y se mantiene como elemento central del conjunto urbano, articulando la disposición de calles y viviendas que aún conservan la fisonomía original del núcleo. Su presencia permite comprender la importancia estratégica y defensiva que tuvo el lugar en la Edad Media. Torre de Villanueva de los Infantes. El trazado de la villa se caracteriza por un caserío compacto donde predominan las construcciones de piedra y madera, con hórreos tradicionales dispersos tanto dentro del núcleo como en sus inmediaciones. Estas estructuras elevadas, con tejados de teja, evidencian la relación histórica entre la actividad agrícola y la vida cotidiana de la comunidad, y constituyen un ejemplo del patrimonio etnográfico que aún se conserva en Galicia. En el plano religioso, la villa cuenta con la Iglesia de San Salvador, edificada sobre los restos de una capilla mozárabe y que alberga un cristo de madera del siglo XII, reflejo del legado espiritual y artístico del lugar. Complementando este patrimonio, el Monasterio de la Virgen de Cristal, también del siglo XII, guarda la devoción local y conserva la segunda virgen más pequeña del mundo, un objeto que ha marcado la identidad y las celebraciones religiosas de la comunidad. La historia de la villa está íntimamente ligada a los oficios artesanales, especialmente a la zapatería, que ha definido la identidad cultural durante siglos. Esta tradición se mantiene viva en eventos como la Danza dos Zapateiros, que se celebra en honor a la Virgen de Cristal, y en la Romería etnográfica Raigame, donde cada 17 de mayo se reproducen escenas de la vida rural, se muestran productos artesanales y se recrean antiguos oficios, acercando a los visitantes a la historia viva de la villa. La combinación de arquitectura medieval, elementos religiosos, hórreos y prácticas culturales convierte a la villa en un lugar donde se percibe de manera directa cómo la memoria colectiva y la vida cotidiana han permanecido vinculadas al territorio durante siglos.