El Club Voleibol Emevé Lugo, con más de 40 años de historia y 535 jugadores en sus filas, ha decidido dar un paso adelante en su modelo de financiación. El histórico club lucense se ha sumado a la plataforma de mecenazgo Terramove, una iniciativa solidaria impulsada por la Xunta de Galicia, para reforzar su estructura de base y sus proyectos sociales. Según explica Bibi Bouza, miembro del club, esta nueva vía de ingresos "ha venido de maravilla" para acometer pequeños proyectos que marcan una gran diferencia. La idea surgió tras una reunión en Santiago donde la gimnasta Melania Rodríguez presentó el proyecto. "Me pareció una idea estupenda, la trasladé a la directiva", explica Bouza. El club vio en Terramove una oportunidad para canalizar la simpatía que despierta en la ciudad. La plataforma permite a cualquier persona colaborar con aportaciones que van desde los 5 euros, buscando "esa cercanía de la gente que está a tu lado". Sin embargo, Bouza subraya que el éxito no llega solo: "es un bastante trabajo por parte del club, no es lanzar la campaña y ahí se queda". El Emevé cuenta con una sólida estructura piramidal que incluye un equipo femenino en la Liga Iberdrola, uno masculino en Superliga 2 y otro femenino en categoría nacional. Sin embargo, los fondos recaudados a través de Terramove se destinan principalmente a apoyar a los equipos de competición autonómica y, sobre todo, a la labor social del club. "Los desplazamientos, la ropa, los cánones y las licencias suponen un pastizal", detalla Bouza. Una parte fundamental de la filosofía del club es su compromiso social. "Nosotros, como club, tenemos que proteger también a la gente que por sus circunstancias económicas no podrían jugar", afirma Bibi Bouza. Gracias a los nuevos ingresos, el Emevé puede cubrir los gastos de equipación o las mensualidades de deportistas con carencias socioeconómicas. "Por eso me gustó tanto lo de la fundación solidaria", añade, destacando que parte de lo recaudado se ha destinado directamente a esta causa. El proyecto más especial para Bibi Bouza es el equipo de voleibol inclusivo, que este año cuenta con 23 usuarios. Gracias a la campaña de mecenazgo, el club les ha comprado camisetas personalizadas que estrenaron en la presentación oficial el pasado 29 de noviembre. "Es la parte que más me gusta del club, es en los pequeñitos", confiesa Bouza. Estos fondos también han permitido comprar material, como balones. Para el club, estas "pequeñas cositas" son la demostración del potencial del proyecto. Eran ingresos con los que no contaban y que han permitido realizar acciones que refuerzan tanto la base deportiva como el alma social del Emevé. Como concluye Bouza, "al final, las cosas pequeñas, si son muchas, acaban siendo grandes, y eso lo hemos conseguido gracias a Terramove". El Fútbol Sala Femenino Castro, más conocido como FSF Castro, se define como "un equipo de pasión y humilde, con muchas ganas de hacerlo bien". Así lo explica Rubén, uno de sus directivos, quien recuerda que el club se fundó en 2014 y, a base de trabajo, ha conseguido tener un primer equipo en la antesala de la máxima categoría del fútbol sala femenino y contar con hasta 17 equipos en su cantera. Es un club de Castro de Rei, en Lugo. El objetivo principal del club es que "toda niña o niño pueda practicar fútbol sala mientras aprende valores", como el respeto, la igualdad y el compañerismo. Para la directiva, es fundamental que los más pequeños aprendan a jugar y, al mismo tiempo, a convivir. "Queremos que esa unión entre niños y niñas, que desde el primer momento sean iguales", subraya Rubén, destacando la importancia de esta filosofía en el día a día del club. Para asegurar la viabilidad de su proyecto, el FSF Castro ha lanzado una campaña de 'crowdfunding' en la plataforma Terramove, con la que ya han recaudado más de 7.500 euros. Rubén explica que recurrieron a esta iniciativa porque, al ser de "un pueblo de poco más de 5.000 habitantes" y con "muy poca industria", a veces les "cuesta también pues conseguir dineros para financiarnos". La propuesta les pareció "muy interesante" desde el primer momento. Los fondos recaudados se destinan íntegramente a la cantera, con el fin de que las familias solo tengan que aportar una "cuota mínima", calificada por el club como "algo muy simbólico". El objetivo es poder suministrar a los niños y niñas "todo tipo de material y todo lo que sea necesario para su día a día", de forma que sus familias no tengan que "privarse de otras cosas para que ellos puedan jugar". Rubén también lanza un mensaje a los jóvenes que sueñan con llegar al más alto nivel: "que se acerquen, que lo prueben". Describe el fútbol sala como "un deporte superbonito y superagradecido". Pone como ejemplo al grupo de amigas que creó el equipo en 2014 "simplemente para jugar al fútbol" y que hoy compiten en una alta categoría. "Con esfuerzo, con ganas, con trabajo, pues se puede llegar a donde se quiera", afirma con orgullo. Actualmente, la familia del FSF Castro está formada por más de 170 licencias de niños y niñas. Contando a los miembros directivos y colaboradores, la cifra total supera las 200 personas, lo que demuestra el gran arraigo del club en su comunidad.