Su actuación constaba de tres actos: ligar, drogar y robar. Fácil y sencillo, pero extremadamente peligroso para sus víctimas: hombres a los que anulaban su voluntad mediante sumisión química en sus propios domicilios. Ahora, tras registrarse hasta 14 denuncias por hechos parecidos a partir del pasado mes de marzo, tres mujeres peruanas de 25, 26 y 33 años han sido detenidos como presuntas autoras de 18 robos con violencia, 17 estafas, 19 delitos contra la salud pública y dos delitos de falsedad documental. Tal es la gravedad de sus actos, que dos de ellas han sido enviadas directamente a prisión. En todos los casos, las tres arrestadas entablaban conversaciones con hombres en distintas zonas de marcha de la capital, antes de proponerles un aparente encuentro más íntimo. Así, con la confianza ganada, las cazadoras y sus objetivos se marchaban hasta la vivienda de este último para alargar la velada y seguir bebiendo juntos. Precisamente, la circunstancia de que las citas estuvieran normalmente regadas por el alcohol era aprovechada por las malhechoras para introducir en las bebidas sustancias estupefacientes. Pero solo en las copas de ellos. Una vez que las víctimas quedaban a su merced, estas aprovechaban para sustraer los objetos de valor de la casa, las tarjetas de crédito para realizar después cargos fraudulentos y hasta en algunas ocasiones solicitar préstamos a nombre de los titulares por valor de 50.000 euros. Completado el saqueo y con las rateras habiéndose marchado de allí hace horas, los hombres despertaban sin recordar nada de lo ocurrido. Con las primeras denuncias encima de la mesa, la Policía Judicial de la comisaría de Latina inició una investigación extendida hasta principios de diciembre, cuando las tres 'ladronas de sueños' fueron apresadas. Durante la misma, comprobaron que su voracidad no tenía límites, como prueba el hecho de que una ocasión los varones afectados no tuvieran bebidas alcohólicas en su domicilio. Al no querer tomar ningún trago, las mujeres propusieron incluso brindar con vasos de agua. Finalmente, los hombres accedieron a beber cerveza, por lo que otra persona se acercó hasta la casa con unas latas, que utilizaron entonces para cometer el robo.