Un censo oficial revelará qué empresas se beneficiaron de trabajadores forzados durante el franquismo

El Consejo de Ministros adjudica 600.000 euros a la Universidad Pública de Navarra para que elabore en un plazo máximo de tres años el inventario de obras levantadas por presos y prisioneros republicanos y las compañías que se vieron beneficiadas, tal y como estipula la Ley de Memoria Democrática El trabajo forzado de los 'rojos' en campos de concentración que Franco usó para erigir “la Nueva España” El Gobierno acaba de dar el primer paso para la elaboración de un inventario sobre las obras levantadas durante el franquismo por mano de obra forzada, quiénes fueron las víctimas y qué empresas o entidades se vieron beneficiadas. Son los objetivos con los que va a trabajar la Universidad Pública de Navarra (UPNA) tras la subvención de 600.000 euros aprobada este martes por el último Consejo de Ministros del año. Se pretende así dar cumplimiento a una de las previsiones de la Ley de Memoria Democrática que aún estaban pendientes y que estipula la creación de este listado. La intención del estudio es contar con una base datos “rigurosa” que, en su caso, acabe contribuyendo al “reconocimiento y reparación moral de las víctimas” y “sirva de apoyo a futuras políticas públicas”, esgrime el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. La ley establece el impulso de “actuaciones” para reconocer y reparar a las víctimas, también por parte de las compañías de las que “se constate” que utilizaron este tipo de trabajo en su beneficio, pero no detalla más allá. El inventario que hará la universidad navarra en un plazo máximo de tres años deberá “contextualizar y documentar históricamente” cómo funcionó este engranaje utilizado por la dictadura como forma de represión del “enemigo rojo”. En la práctica, el franquismo puso en marcha dos grandes sistemas: uno fue el sistema de redención de penas por el trabajo, al que fueron sometidos los presos de las cárceles. El otro era llevado a cabo por prisioneros de campos de concentración, la mayoría prisioneros de guerra republicanos capturados directamente en los frentes a medida que los sublevados conquistaban territorios. Prisioneros trabajando para dejar la carretera limpia en Pola de Gordón (León), en septiembre de 1937. Los tipos de trabajo fueron muy variados y estuvieron muy vinculados a las necesidades del momento. Algunos se llevaron a cabo en los mismos campos o en fábricas o talleres con vigilancia, otros en grandes emplazamientos abiertos. Trabajaron en fábricas, pavimentaron ciudades y pueblos, levantaron vías de tren , presas, puentes, pantanos o carreteras, también llevaron a cabo trabajos agrícolas, mineros o forestales. El propio Valle de Cuelgamuros, edificado en honor del dictador y su victoria en la Guerra Civil, fue construido por mano de obra forzada. De todo ello se beneficiaron las administraciones públicas, pero también empresas que reclamaban trabajadores que se desempeñaban en condiciones extremas y de explotación, según han documentado varios historiadores. Pero, de momento y hasta que no vea la luz el inventario, no existe un censo oficial sobre cuáles fueron estas compañías y cuántas víctimas hubo. El investigador de la UPNA Juan Carlos García Funes ha documentado que en enero de 1940 92.000 prisioneros de guerra integraban los batallones de trabajadores y 18.700 presos condenados a las cárceles franquistas redimían pena en destacamentos penales. El Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática justifica la adjudicación directa a la universidad “por razones de especialización, idoneidad técnica, eficiencia y garantía de resultados” y explica que, además del censo de obras, víctimas y empresas, el organismo tendrá que elaborar una “monografía científica” que detalle la organización y funcionamiento de estos sistemas de castigo. El estudio tendrá que incluir también un análisis de las características de las personas sometidas, condiciones, duración del trabajo y las causas de sus condenas.