El diseño de unos sacos de harina de la Vega del Segura triunfa en China

China hace tiempo que dejó de ser solo la gran fábrica del mundo. El país que durante décadas materializó ideas concebidas en Europa y Estados Unidos ha ido construyendo, paso a paso, un ecosistema creativo propio en el que el diseño se ha convertido en un motor económico emergente. Editoriales especializadas, escuelas profesionales, universidades y miles de diseñadores sostienen hoy una industria que ya no mira únicamente hacia fuera, sino que genera marcas, libros, envases y soluciones con identidad propia.