Hasta la fecha 36 especies han sido elegidas Ave del Año para llamar la atención sobre su declive poblacional o por sus amenazas de conservación. SEO/BirdLife pone en marcha un año más esta campaña de comunicación y conservación que realiza desde 1988. Con esta acción, la organización pone el foco sobre una especie que precisa de una atención especial por su mal estado de conservación o porque simboliza la urgencia de proteger los hábitats que la acogen, para reclamar a administraciones e instituciones medidas para la conservación del patrimonio natural de todos. Para el 2026 las candidatas son la alondra común, el cormorán moñudo y el jilguero europeo y como en anteriores ediciones, la organización pone en marcha un proceso de votación abierto al público para elegir a la especie protagonista del próximo año. Las tres especies candidatas a ser Ave del Año 2026 son aves que presentan un declive en sus poblaciones por diversas amenazas ligadas a sus hábitats. La alondra común (Alauda arvensis) es una especie típica de eriales, cultivos y praderas de montaña. Muy fácil de identificar por su característica cresta y por su canto. Es una especie más común en la mitad norte peninsular que está catalogada como Vulnerable según el Libro Rojo de las Aves de España 2021. Su población muestra, a escala nacional, un declive cercano al 20 % entre 2014 y 2023, de acuerdo con el programa SACRE, pero el declive viene de lejos (en torno a un 38 % menos entre 2002 y 2023) y al no haber desaparecido sus amenazas, se prevé que no mejore esta evolución. Según la Lista Roja Europea de Aves 2021 se estima que hay unos cien millones de alondras en el continente europeo con tendencia decreciente. Y, aunque según indica el III Atlas de las aves en época de reproducción en España, hay más de dos millones de ejemplares que se reproducen en España, su situación es desfavorable. Entre sus amenazas se encuentran la intensificación agrícola, la reforestación de terrenos marginales, la roturación de eriales o pastizales y la transformación de su hábitat en regadíos. Esta especie es una clara representante de los problemas que atraviesan los medios agrícolas y un buen indicador de la salud de estos ecosistemas. A través de esta especie, la sociedad podrá entender que la agricultura intensiva está generando una alarmante pérdida de biodiversidad y se podrá concienciar a políticos para que apoyen una Política Agraria Comunitaria (PAC) más justa y sostenible. El cormorán moñudo (Gulosus aristotelis) es un ave marina que se puede encontrar en acantilados de las costas, tanto en el litoral cántabro-atlántico como en el mediterráneo. Catalogada como especie Vulnerable tanto en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 como en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, se trata de una de las aves marinas que ha experimentado una mayor regresión en España en los últimos años, especialmente la población atlántica, que sufrió un fuerte revés tras el accidente del Prestige. Actualmente, la causa más importante que reduce las posibilidades de recuperación es la mortalidad accidental en artes de pesca, principalmente redes de enmalle. A ello se suman otras amenazas como la contaminación o la depredación por parte de mamíferos introducidos en las colonias, las molestias por el incremento del tráfico de embarcaciones de recreo o la alta frecuentación de la costa en zonas de cría, entre otras. Hay dos subespecies en España. La subespecie nominal se reparte por todo el Cantábrico y Galicia, con el grueso de la población reproductora concentrada en las islas Cíes y Ons, mientras que la mediterránea se concentra principalmente en las islas Baleares, con poblaciones reproductoras más pequeñas repartidas a lo largo de la costa del levante ibérico y Catalunya. Actualmente se estima una población de 2.670-3.300 parejas. De ellas, casi 1.800 corresponderían a la subespecie mediterránea y el resto a la subespecie nominal. Esta especie representativa de las aves marinas, el grupo más amenazado de la avifauna a nivel global, permitiría poner el foco sobre la necesidad de conservar los hábitats costeros, así como garantizar medidas de conservación para el medio marino. El inconfundible y popular jilguero (Carduelis carduelis) es una de las especies más comunes y extendidas en el territorio, especialmente en el sur y algunos puntos del este peninsular. Se trata de un ave muy gregaria, sobre todo en invierno, cuando, además, se reciben miles de invernantes europeos. El jilguero suele agruparse en bandos mixtos con otros fringílidos que nomadean en busca de alimento. Catalogada como especie de Preocupación Menor en el Libro Rojo de las Aves de España, en principio, el jilguero no presenta serios problemas de conservación. No obstante, los datos del programa SACRE apuntan a un moderado declive en sus poblaciones, en un contexto de transformación progresiva de los paisajes agrarios tradicionales. La especie está estrechamente vinculada a medios agrícolas diversos, con presencia de márgenes, linderos, barbechos y vegetación espontánea, como los cardos, que le dan su nombre científico, que le proporcionan alimento y refugio. La simplificación del paisaje agrario, la eliminación de estas estructuras y la reducción de la flora arvense asociada a los cultivos suponen una pérdida de recursos clave para el jilguero y para muchas otras especies comunes. Además, si bien está estrictamente regulada, se siguen produciendo capturas ilegales de este y otros fringílidos para su tenencia en cautividad o su consumo. El jilguero europeo representa así a un amplio conjunto de aves ligadas a la agricultura y permite visibilizar la importancia de conservar y recuperar la biodiversidad en los sistemas agrarios, como base para avanzar hacia modelos agrícolas más equilibrados y sostenibles. Vota aquí tu ave elegida