La ministra leyó más que improvisó, hizo símiles con la Lotería y usó la sala de prensa de Moncloa como sus antecesoras, como un púlpito del PSOE. Más información: Las dos sombras de Elma Saiz: la cláusula que la liga a Servinabar y su huida a Madrid para que Sánchez diera Pamplona a Bildu