Olentzero maitea

En la mesilla de noche tengo una foto con el Olentzero. Los dos miramos fijamente a la cámara aunque con gesto diferente: yo, con una media sonrisa que encubre la timidez; él, muy serio, como molesto por la situación. Ese fue el cliché que eligió el fotógrafo, el hombre que vio a todos los vecinos del pueblo a través del objetivo. El retratista se llamaba Jaime Ollo y un coche le segó la vida cuando cruzaba la carretera una tarde de Nochevieja, aunque esto, como diría Miguel Sánchez-Ostiz “es de otro libro”.