Pamplona desvela la historia oculta de sus castillos: de la ruina a la fortaleza

El arquitecto Luis Tena ha continuado desgranando la historia de Pamplona desde el punto de vista de la arquitectura, centrándose en el periodo posterior a la época medieval. En un nuevo capítulo de la serie sobre el desarrollo de la capital navarra, Tena ha explicado cómo la ciudad se fue transformando a través de sus edificaciones, marcadas por los conflictos, las reconstrucciones y una práctica habitual y necesaria en la época: el reciclaje de materiales. La narración arranca tras la guerra de la Navarrería, un conflicto que dejó este burgo completamente destruido y abandonado. Su reconstrucción no comenzaría hasta 1324. Sin embargo, antes de esa fecha, un rey francés de la dinastía Capeto, conocido como Luis Utin (un apodo que significaba "el obstinado" o "el pendenciero"), decidió utilizar las ruinas para levantar una fortaleza propia en 1308. Este castillo, conocido como el castillo de Luis Utin, se ubicaba en la zona que hoy ocupa el quiosco de la Plaza del Castillo y se extendía hasta la esquina del casino Eslava, según han revelado los restos arqueológicos. Con el Privilegio de la Unión en 1423, Pamplona se convirtió en una única ciudad, uniendo los antiguos burgos. Sin embargo, un acontecimiento clave estaba por llegar. Tras la anexión a Castilla en 1512, se decidió construir una nueva fortaleza en el que se consideraba el punto más vulnerable de la ciudad. Así nació, a partir de 1513, el castillo de Santiago, más conocido como el castillo de Fernando el Católico. Para su construcción, según ha detallado Tena, se reutilizaron las piedras del castillo de Luis Utin, que fue parcialmente demolido. Esta práctica de reciclaje de materiales era, en palabras del arquitecto, "necesario, por supuesto". Posteriormente, las propias ruinas del castillo de Fernando el Católico servirían como material para la construcción de la gran muralla y la Ciudadela de Pamplona, elementos fundamentales en la historia de la ciudad hasta el siglo XX. Este castillo fue también el escenario de un hecho histórico crucial: en 1521, durante un ataque para la reconquista de Navarra, San Ignacio de Loyola cayó herido mientras defendía la fortaleza para la corona castellana. Tena ha expuesto su teoría de que la escultura de San Ignacio que se encuentra hoy en Pamplona está basada en una pintura de Andrea Pozo que decora el techo de la iglesia de San Ignacio en Roma. "Es una teoría mía, porque la postura, los personajes y eso, yo creo que están ahí", ha comentado el arquitecto. La historia de las fortificaciones de Pamplona representa un salto cualitativo en la tecnología militar, especialmente con la llegada de los Austrias. El castillo de Fernando el Católico era todavía una estructura de estilo medieval. El gran cambio, según Tena, llegó con los Habsburgo, y en particular con Felipe II, a quien describe como "un rey muy moderno" por su "amplitud de miras y su conocimiento de todas las artes", incluyendo los avances en fortificaciones. Esta nueva visión transformaría por completo la manera de defender una ciudad como Pamplona.