El arzobispo de Zaragoza llama a ser "portadores de esperanza" en los actuales tiempos convulsos

En un momento marcado por "nubarrones" y "turbación", el arzobispo de Zaragoza, Monseñor Carlos Escribano, ha lanzado un mensaje de ánimo durante su tradicional entrevista de Nochebuena en COPE Zaragoza. Ante los "tiempos convulsos" de guerras, escándalos y crispación, ha recordado que la Navidad llega para señalar que "hay motivos para la esperanza". En este sentido, el arzobispo ha recordado que "Cristo es la esperanza que no defrauda" y ha instado a los creyentes a ser "mantenedores de esa esperanza" para construir un futuro basado en la paz, la convivencia y la aceptación mutua. Según ha explicado, la esperanza es una virtud que "ilumina nuestro caminar" y se convierte en "un antídoto para la tristeza" y la desorientación. Para el arzobispo, es fundamental tener un horizonte claro. "Si uno no tiene claro el horizonte hacia donde camina, muchas veces camina perdido, es muy importante tener un norte", ha señalado, defendiendo esta virtud como una propuesta existencial clave, especialmente para las generaciones más jóvenes. Don Carlos Escribano ha recordado la figura de San Francisco de Asís, quien creó el primer pesebre como una lección de pedagogía visual. El Belén, según el arzobispo, nos enseña la importancia de la sencillez. "Hay que bajar el grado de complicación, quedarnos con lo esencial y saber que si al final encontramos lo esencial, estaremos construyendo sobre roca", ha afirmado. Esta es, para él, una "enseñanza magnífica" de la Navidad: centrarse en lo fundamental para edificar un proyecto de vida sólido. Como presidente de la Comisión Episcopal para los laicos, Familia y Vida, ha aconsejado a las familias no dejarse arrastrar por el consumismo. Aunque ha reconocido que es bonito entrar en la "pedagogía del regalo", ha subrayado cuál es el obsequio más valioso. "El regalo más importante que no hay nunca que olvidar es nuestra capacidad de darnos a los demás", ha declarado. Este cariño, ha concluido, es lo que "realmente construye nuestro proyecto común" y perdura más allá de la ilusión momentánea de un objeto material. A nivel personal, el arzobispo ha compartido que celebra la Nochebuena en familia, con una cena temprana seguida de villancicos antes de acudir a la Misa del Gallo. El día de Navidad, la celebración continúa con la ilusión de los más pequeños, los sobrinos y sobrinos nietos, que disfrutan de una especie de "reyes magos anticipados", un momento que ha calificado como "una gozada".