Son numerosos los restaurantes y casas de comidas en todo el mundo que han sabido maridar arte y gastronomía. Como admiradora de Yayoi Kasuma, me gustaría visitar el restaurante Piqniq en Hong Kong, para poder contemplar su enorme calabaza roja con lunares blancos. Pero vamos a quedarnos en el ámbito local y destacar los restaurantes de Lalín que nos ofrecen propuestas culinarias cambiantes, adaptadas a cada temporada, usando siempre los productos de calidad procedentes de las huertas y también “cambiante” en cuanto a la decoración de sus comedores llenos de obras de arte, principalmente arte gallega, que van aumentando cada año sus colecciones y apostando por los artistas noveles y algunos de los consolidados que han fallecido.