Lo que para muchas familias es un momento de encuentro y diversión en torno a los mejores manjares que podrían imaginar, con comidas y cenas copiosas, con platos suculentos, para otras personas esas mesas repletas son un auténtico potro de tortura al que se ven atadas de pies y manos, de ellas huirían sin dudarlo, explican desde la Asociación Zamorana contra la Anorexia y Bulimia (Azayb).