El invierno más crudo viviendo en la calle: una noche con voluntarios de Cruz Roja

Cordópolis acompaña a la organicación benéfica en el reparto de comida, abrigo y afecto a quienes son el rostro del sinhogarismo en la ciudad Córdoba bate su récord de personas en situación de sinhogarismo Valentín, Rubén, Juan Carlos, Alberto, Antonia y José Miguel tienen entre 24 y 60 años. De generaciones muy distintas, los seis son vecinos de Córdoba y son el rostro de las personas sin hogar en la ciudad, invisibles a los ojos de la mayoría. Estos días de frío y lluvia pasan el invierno de la forma más cruda, viviendo en la calle o bajo algún techo donde refugiarse, sin recursos y con la escasa ayuda que le dispensan organizaciones sociales que les proporcionan algo de comida, abrigo y, también, afecto. Dos veces en semana, los martes y los jueves, un equipo de la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja realiza una ruta nocturna para llevar esta ayuda hasta quienes no tienen un hogar en Córdoba. Muchas veces, este es el único contacto social de quienes viven en las calles de la ciudad, permite el registro de su situación y es la muestra palpable de cómo viven estas personas. Cordópolis ha acompañado en una de sus salidas a un equipo de Cruz Roja, que llega en estas fechas a alrededor de unas 60 personas con su furgoneta cargada de lotes de comida y bebida caliente: pan, queso, caldo, embutidos, leche caliente con café o cacao y magdalenas son los alimentos que les reparten. Y, una vez al mes, también les proporcionan un kit de higiene. Cuentan que, en noviembre, tuvieron el pico de personas que atender por la llegada de temporeros para la campaña de la aceituna, que fueron dirigidas desde la capital a los municipios donde podían trabajar. Personas sin hogar reciben ayuda de Cruz Roja en Córdoba. “No todo el mundo tiene el lujo de tener comida” La ruta del equipo de reparto no tiene ni que salir de su sede para encontrar a la primera persona que necesita su ayuda. Es Valentín, un joven de 24 años de Barcelona, que lleva ya unos cinco años en la calle y viviendo “situaciones de vulnerabilidad”, cuenta. “No todo el mundo tiene el lujo de tener comida”. Lleva una semana en Córdoba, dice que, estando en la calle, le han robado el móvil y la documentación. Al acudir a la Policía Nacional, le dijeron que Cruz Roja podía proporcionarle ayuda. Ya tiene cita con la entidad para abordar su situación y poder salir de la calle, formándose y con un empleo. “Lo más chungo en esta vida es dormir en la calle”, constata Valentín. “Quiero salir de esta mierda porque no me mola nada”. “Es joven y tiene posibilidades de poder trabajar y salir”, explica Javier, el coordinador del equipo de calle en esta jornada. En la furgoneta le acompañan esta noche Miguel, María, Juanma y José María, alguno con años ya de experiencia en esta tarea voluntaria y otros con poco más de un mes saliendo a atender a personas sin hogar. Todos, convencidos de la necesidad de la ayuda que prestan y de que son un asidero social para quienes están desplazados en la propia sociedad. La primera parada de la ruta se realiza al inicio de la calle Tomás de Aquino, junto a la avenida del Aeropuerto. Allí esperan media docena de personas, que se conocen el día y la hora aproximada de la llegada de la furgoneta de Cruz Roja. El perfil medio de quienes atiende el equipo en Córdoba es el de un hombre, de entre 50 y 55 años, en situación de calle de manera indefinida. También acuden quienes han encontrado una infravivienda donde guarecerse, donde sobreviven sin recursos. Personas sin hogar en Córdoba reciben ayuda de Cruz Roja. Al reparto en esta parada han venido Miguel Ángel, de 61 años, y Rubén, de 33, con la bicicleta que utiliza para moverse por la ciudad. Son viejos conocidos ya de los voluntarios, que toman nota de sus datos y registran la ayuda proporcionada, mientras les dan la comida y la bebida caliente, que agradecen especialmente en estos días de frío. Algunos charlan también con ellos, les cuentan cómo están, cómo les va la vida. Otros, recogen sus cosas y se alejan hacia unos bancos cercanos, donde tienen sus pocas pertenencias. Infraviviendas y sin recursos Hasta el punto de encuentro en el entorno de la Plaza de Andalucía llegan también más de media docena de personas, de distintas edades. Y entre ellas, una mujer, Antonia. Cuenta que tiene 60 años y un hijo con necesidades especiales. “Su padre murió, no estábamos casados y ni yo tengo pensión de viudedad ni él de orfandad”, resume sobre su situación. En su caso, vive en una infravivienda de la zona y, sin ingresos, relata que ha llegado a recoger comida de los contenedores, para poder comer ella y su hijo. “Yo me conformo con lo que sea, pero mi hijo...”, se lamenta. Para él, tiene la ayuda psicológica también de Cruz Roja y, en días como hoy, los alimentos que reparte la entidad. A su lado, José Miguel, también de 60 años, lleva once en una infravivienda. “Gracias a que ellos -los voluntarios- vienen, tenemos para vivir”, agradece, después de recoger su bolsa de la furgoneta y dar sus datos. Habla distendidamente con el equipo, les cuenta cómo está su situación, las cartas de impagos que recibe y que debe afrontar no sabe cómo. Porque, a cada una de las personas sin hogar de Córdoba, los voluntarios de este equipo las conocen por su nombre, conocen su situación y se interesan por ellos. “Solo quieren que alguien les escuche y les trate con educación”, dicen. Ayuda de Cruz Roja para personas sin hogar en Córdoba. Sin techo, bajo las luces de Navidad: “Cualquier persona puede verse en la calle” En pleno centro de la ciudad, en la intersección de Ronda de los Tejares con el Bulevar de Gran Capitán, donde más brillan las luces especiales de Navidad y la gente va y viene ya cargada con compras de estas fechas, la furgoneta de Cruz Roja se detiene para atender a otra media docena de personas que no tienen hogar. Se repite aquí la escena del registro de datos y del reparto de comida, pero todo lo envuelve el ir y venir del resto de personas, que apenas reparan en la necesidad de quienes acuden a por alimento a esta cita. Juan Carlos es uno de ellos. A sus 35 años, lleva ya dos y medio viviendo en la calle. “Y es el ejemplo de que cualquier persona puede verse en esta situación”, apuntan desde el equipo de voluntarios. Mientras sostiene el vaso de caldo caliente que le han dado, Juan Carlos explica que procede de Cabra, de una familia sin problemas económicos. El fallecimiento de sus padres con pocos años de diferencia le llevó a una situación en la que vivió un enfrentamiento con su familia, incluso un “abandono” y, mientras, “las herencias se me fueron en vivir”. Explica que en esos años clave no se formó y que, a partir de 2022, sí lo hizo por su cuenta. “Soy youtuber ”, dice, mientras, señala que suele estar junto a edificios donde la señal wifi le permite conectarse y subir sus contenidos para “difundir mi marca personal”. Su horizonte de futuro lo ve precisamente en “continuar como YouTube y salir de la calle”. Mientras, con una maleta y una bolsa como pertenencias, sigue viviendo en la calle en Córdoba, donde cada día va “durmiendo por donde puedo”. La furgoneta de Cruz Roja sigue su ruta por el Bulevar, donde pernoctan más personas, como Florita. Luego continúan su camino por el centro, para proseguir por la zona de Ollerías, Marrubial y Jesús Rescatado. Y, así, completar una nueva jornada en la que su labor voluntaria presta una ayuda esencial para estos vecinos de Córdoba que no tienen, ni siquiera, un hogar. Personas sin hogar que reciben ayuda de Cruz Roja en Córdoba.