El rey Felipe VI ha pronunciado este miércoles su duodécimo discurso de Nochebuena como jefe del Estado, desde que en 2014 abdicara su padre, Juan Carlos I. Coincidiendo con el 50 aniversario de la democracia española, el monarca ha querido ensalzar todos los avances que ha experimentado España durante este periodo. Además, Felipe VI ha lanzado un mensaje frente a los extremismos y radicalismos, y ha hecho un llamamiento a no cruzar las líneas rojas de la convivencia: "Nos corresponde a todos preservar la confianza". "El miedo solo construye barreras y genera ruido, y las barreras y el ruido impiden comprender la realidad en toda su amplitud", ha advertido en el mismo sentido. No obstante, el rey no ha hecho ninguna referencia a una de las polémicas que ha rondado en las últimas semanas a la institución que representa, que es la publicación de Reconciliación, las memorias del rey emérito, Juan Carlos I, un texto un tanto polémico por sus palabras y medias confesiones, como sus alabanzas al dictador Francisco Franco. Con todo ello, a continuación puede leer íntegramente el discurso que el rey Felipe VI ha pronunciado en la Nochebuena de este 2025. Discurso de Nochebuena del rey Felipe VI Buenas noches. Hace 40 años en este mismo Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid se firmó el tratado por el que ingresamos en las Comunidades Europeas. También se han cumplido 50 del inicio de nuestra transición democrática. Estos aniversarios me animan a hablaros esta Nochebuena de convivencia; de nuestra convivencia democrática, a través de la memoria del camino recorrido y de la confianza en el presente y en el futuro. La Transición fue, ante todo, un ejercicio colectivo de responsabilidad. Surgió de la voluntad compartida de construir un futuro de libertades basado en el diálogo. Quienes encauzaron aquel proceso lograron que finalmente el pueblo español en su conjunto fuera el verdadero protagonista de su futuro y asumiera plenamente su poder soberano. Aun con sus diferencias y sus dudas, supieron salvar sus desacuerdos y transformar la incertidumbre en un sólido punto de partida, sin tener la certeza de lograr lo que buscaban. Aquel coraje —el de avanzar sin garantías, pero unidos— es una de las lecciones más valiosas que nos enseñaron. Fruto de aquel impulso fue nuestra Constitución de 1978, el conjunto de propósitos compartidos sobre el que se edifica nuestro presente y nuestro vivir juntos, un marco lo bastante amplio para que cupiéramos todos, toda nuestra diversidad. Nuestra incorporación al proceso de integración europeo fue el otro paso decisivo, ilusionante y movilizador. Y también fue el resultado de un compromiso colectivo: el de un país que quería cerrar una etapa marcada por un prolongado distanciamiento de una Europa con la que compartimos principios y valores y un proyecto común de futuro. Europa no sólo trajo modernización y progreso económico y social: afianzó nuestras libertades democráticas. Esa perspectiva histórica nos ayuda a observar que España ha experimentado una transformación sin precedentes en estas cinco décadas, que permitió consolidar...