El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, invita en su mensaje de felicitación de Navidad a redescubrir el sentido profundo de esta celebración, que es la llegada de Jesucristo como luz para un mundo marcado por la incertidumbre, la soledad y el sufrimiento. “Hoy se ha encendido verdaderamente la luz”, afirma Argüello, subrayando que más allá de las luces y celebraciones externas, la Navidad es el acontecimiento de Dios que “trata de abrirse paso en medio de la noche, en las tinieblas de la humanidad”. El también arzobispo de Valladolid ha recordado que el verdadero regalo de la Navidad no son los encuentros sociales ni los obsequios, sino Jesús, que nace en la fragilidad de un pesebre para iluminar especialmente a quienes viven momentos de oscuridad interior. “De alguna forma todos tenemos alguna sombra”, sostiene Luis Argüello, insistiendo en el mensaje navideño que adquiere un significado especial para quienes atraviesan dudas, confusión o sufrimiento. El presidente del episcopado español ha puesto el acento en el carácter universal de la Navidad, que no distingue entre situaciones personales o sociales. “Jesús nace para todos y lo hace en los márgenes, en el último de los últimos lugares”, como signo de cercanía con quienes se sienten descartados o invisibles. “Desde ese nacimiento humilde, explicó, el Señor viene para abrazarnos a todos”, ha agregado. Argüello se ha dirigido también en su mensaje a quienes viven la Navidad en circunstancias difíciles. “Muchos estáis solos”, ha apostillado el arzobispo de Valladolid, refiriéndose a personas que siguen el mensaje de manera casual o a través de las redes sociales, o se encuentran solas en residencias de mayores, hospitales o cárceles. Espacios todos ellos más próximos al Pesebre. Para ellos, asegura Argüello, la Navidad es una promesa de acompañamiento: “El Emmanuel viene, se acerca, quiere acoger y acompañar vuestro momento de soledad, de duda”. El presidente de la Conferencia Episcopal ha tenido un recuerdo también para los pueblos que viven en conflicto, especialmente Tierra Santa donde “no acaba de establecerse la paz”, y a los cristianos perseguidos que “para celebrar la Navidad hoy tienen casi que esconderse”. La celebración del nacimiento de Cristo, subraya, une a los creyentes “de norte a sur, de este a oeste”, en una misma esperanza. El presidente de la Conferencia Episcopal ha apuntado las consecuencias sociales y personales de acoger la Navidad. Aceptar la gracia que trae Jesús, señala, “renueva nuestros corazones, transforma nuestras relaciones y nos invita a poner en la mesa común de nuestra sociedad española una llamada a colaborar en el bien común”. Argüello argumenta que el Nacimiento de Jesús no es algo del pasado, sino una realidad viva que sigue transformando la historia. “Son ya 2026 años de este acontecimiento”, destaca animando a comprender el sentido profundo de los deseos navideños. “Sepamos por qué nos deseamos feliz Navidad y próspero año nuevo. Dios, porque el amor se nos ha ofrecido, ha tomado nuestra carne y ha entrado en nuestra historia”.