Raquetas de nieve, trineos, 'snowtubing', motos de nieve, 'snowbikes' y hasta construcción de iglús. La nieve va mucho más allá del esquí y con estas ocho actividades tendrás diversión asegurada este invierno Los siete pueblos bonitos y con historia que un viajero experto recomienda para una escapada (y no son los típicos) Durante mucho tiempo, la nieve ha parecido territorio exclusivo del esquí. Si no te gusta, no lo practicas o simplemente no te apetece, da la sensación de que el plan se queda cojo. Pero basta pasar un rato en la montaña en invierno para comprobar que la nieve da bastante más de sí y que no hace falta subirse a unos esquís para pasarlo bien. Caminar con raquetas por paisajes nevados, lanzarse en trineo o en tubbing, recorrer caminos blancos en moto de nieve o probar algo tan distinto como construir un iglú son planes originales, perfectos para la temporada y fáciles de disfrutar, incluso sin experiencia previa. Actividades que funcionan igual de bien en familia, con amigos o en una escapada corta para cambiar de aires. Así que si esquiar nunca ha estado entre tus prioridades, pero la nieve sí te llama la atención, hay muchas formas de aprovechar el invierno. Estas actividades demuestran que disfrutar de la nieve no va solo de bajar pistas, sino de encontrar la manera que mejor encaja contigo. Rutas con raquetas de nieve Las raquetas de nieve son una de las mejores formas de disfrutar del invierno sin esquiar. Permiten caminar sobre la nieve con comodidad y moverse por paisajes que, en esta época del año, pueden ser accesibles con ellas en los pies. No hace falta técnica ni experiencia previa: basta con calzárselas, ajustar el ritmo e ir cogiéndole el truco poco a poco. Además, no es imprescindible ir a una estación de esquí. Aunque muchas las ofrecen como actividad organizada, el senderismo con raquetas también se puede practicar en valles, bosques y zonas de montaña alejadas de las pistas, siempre que las condiciones lo permitan. En España hay opciones muy variadas. En Sierra Nevada se organizan excursiones panorámicas por zonas como Borreguiles o Prado Redondo, mientras que el Valle de Tena, en el Pirineo aragonés, es un clásico para rutas hacia lugares como el Ibón de Piedrafita o el Portalet. En el Pirineo catalán, La Molina, Vall de Núria o el Vall d’Aran cuentan con circuitos señalizados y salidas guiadas para todos los niveles. Rutas con raquetas de nieve por el bosque. Trineos Pocas cosas hay más sencillas y efectivas en la nieve que un trineo. No entiende de edades, no requiere aprendizaje y garantiza risas desde la primera bajada. Es uno de esos planes que funcionan igual de bien con niños que entre adultos, y que además suele ser bastante económico. Por lo general, los revolcones por la nieve están casi asegurados. Muchas estaciones cuentan con zonas específicas para trineos, separadas de las pistas de esquí y acondicionadas para deslizarse con seguridad. En Port del Comte, por ejemplo, se puede acceder a áreas donde el trineo convive con el snowtubing, mientras que en Sierra Nevada, tanto en Borreguiles como en Pradollano y Hoya de la Mora, los trineos son uno de los grandes reclamos familiares del invierno. Formigal también tiene espacios dedicados al trineo en Petrosos Park y, además, ofrece una experiencia diferente cuando cae la tarde, con descensos nocturnos por una pista iluminada, tras subir en telesilla y cenar en altura. Una forma distinta de alargar el día en la nieve. 'Snowtubing' o flotadores gigantes. Snowtubing El snowtubing es, básicamente, deslizarse por la nieve sentado en un flotador hinchable gigante. Así de simple y así de divertido. Las pistas están diseñadas con peraltes y sistemas de seguridad, lo que lo convierte en una actividad muy accesible y apta para casi todos los públicos. Es una alternativa perfecta para quienes quieren sentir la velocidad sin mayor dificultad. No hay que dirigir, frenar ni aprender nada: solo hay que sentarse, dejarse caer y repetir. Por eso suele ser uno de los planes estrella en viajes en familia o escapadas improvisadas a la nieve. Entre los lugares donde se puede practicar destacan Vall de Núria, con un parque lúdico muy completo, Port del Comte y la zona de ocio de Formigal-Panticosa, donde el Portalet Park abre determinados días de la temporada y permite combinar tubing con remontes y otras actividades. Motos de nieve Las motos de nieve son una de las actividades más demandadas fuera del esquí. Permiten recorrer caminos y paisajes nevados de forma guiada y acceder a zonas que, de otro modo, quedarían lejos. No es necesario tener experiencia previa ya que las rutas están pensadas para disfrutar del entorno con seguridad. Es una opción especialmente atractiva para quienes buscan un punto más activo, pero sin necesidad de esfuerzo físico. En algunos destinos existen incluso recorridos adaptados para niños, siempre acompañados y en circuitos controlados. Sierra Nevada ofrece paseos en trineo tirado por moto de nieve, pero si quieres conducir tú, hay varios lugares donde tienes la posibilidad. Montgarri, en el Alto Arán, es uno de ellos. También el Valle de Tena, en el Pirineo aragonés, es otro de los grandes referentes, con recorridos que atraviesan bosques y amplios espacios abiertos. En la estación invernal de San Isidro, en la Cordillera Cantábrica, es posible alquilar motos y disfrutar de este tipo de excursiones, así como en Cerler, en el Valle de Benasque. Rutas en motos de nieve. Snowbike y snowscoot El snowbike y el snowscoot son dos formas distintas de deslizarse por la nieve sin esquís en los pies. En el caso del snowbike, se trata de una bicicleta adaptada con esquís en lugar de ruedas, con un esquí delante y dos detrás, pensada únicamente para descender. Es fácil de manejar y suele gustar mucho a los niños, que se adaptan rápidamente. El snowscoot, por su parte, se sitúa a medio camino entre la bicicleta y el snowboard, ya que tiene un único esquí ancho. Se controla con el equilibrio del cuerpo, lo que lo convierte en una opción original para quienes buscan probar algo diferente. Ambas modalidades se pueden practicar en estaciones como Boí Taüll, Sierra Nevada, Candanchú o Formigal, donde se alquila el material y se ofrecen zonas específicas para su uso. Rutas en fat bike sobre la nieve Las fat bikes son bicicletas de montaña con ruedas extra anchas que permiten rodar sobre la nieve con bastante estabilidad. No lo confundas con el snowbike, porque esto sí que es una bicicleta y sí se pedalea, lo que las convierte en una opción que exige actividad pero muy distinta al ciclismo habitual. Las rutas suelen estar organizadas por empresas especializadas que facilitan la bici, el equipamiento necesario y, en muchos casos, la opción de fat bikes eléctricas. Es una forma diferente de moverse por entornos nevados, siguiendo pistas forestales y caminos amplios. En los Pirineos hay varias zonas donde se organizan este tipo de salidas, especialmente en la Cerdanya y el Capcir, el Valle de Arán y también en el Pirineo francés, donde esta modalidad lleva más tiempo implantada y cuenta con recorridos bien definidos. Rutas en 'fat bikes' por la nieve. Construcción de iglús Construir un iglú es una de esas actividades que sorprenden más de lo que parece. No es solo cosa de niños: requiere algo de técnica, trabajo en equipo y bastante interacción con la nieve. Siempre se realiza en formato de taller guiado, con monitores que explican paso a paso cómo levantar la estructura. Además de divertida, tiene un punto didáctico. Aprender a trabajar la nieve, cortar bloques y entender por qué un iglú puede mantener una temperatura más alta en su interior forma parte de la experiencia. Se puede practicar en lugares como Formigal y el Valle de Tena, así como en varios puntos del Pirineo catalán: La Molina, Coll de Pal, Vallter 2000, Vall de Núria o Tuixent-La Vansa. Normalmente se realiza en zonas de fácil acceso y se recomienda especialmente a finales de invierno, cuando las condiciones son más amables. Construcción de iglús en Pirineos catalanes. Jugar con la nieve, sin más A veces no hace falta ninguna actividad organizada para disfrutar de la nieve. Hacer muñecos, guerras de bolas, ángeles en el suelo o pequeñas construcciones inventadas sigue siendo uno de los grandes clásicos del invierno, sobre todo cuando se viaja con niños. Muchas estaciones habilitan zonas específicas para jugar libremente, pero en realidad muchas veces no hace falta subir a la alta montaña para disfrutar de la nieve. Solo hace falta encontrar el sitio adecuado, ropa impermeable, unos buenos guantes y unas botas que mantengan los pies secos. Y aun así, nadie te puede asegurar que no terminarás dando un respingo cuando el primer copo de nieve se te cuele por la nuca.