Miguel Marimon tiene 66 años cumplidos, tres más que su hermano Juan, diagnosticado con una discapacidad psíquica desde el nacimiento. Fue uno de los primeros usuarios de Joan XXIII de Inca, una entidad impulsada por una monja y las familias de niños que la escuela pública dejaba entonces fuera del sistema. Con sus padres ya fallecidos Juan vive a caballo entre la residencia ses Garrigues y la casa de Miguel, donde pasa con la familia fines de semana y días señalados.