Los velódromos forman parte del paisaje, incluso urbano todavía en algún caso como el de Tirador, pero también son parte del patrimonio urbanístico y deportivo de Mallorca. A principios del siglo XX, eran decenas los que estaban en activo en la Isla, aunque en la actualidad se pueden contar con los dedos de las manos. El Velódrom Illes Balears -conocido como Palma Arena-, el de Son Moix o el Francisco Alomar de Sineu, la pista de Manacor en la Torre des Enagistes o de una forma más testimonial la de Ses Salines resisten en pie juntos a otras que resisten, aunque abandonadas, otras de las que apenas asoman restos casi arqueológicos y otras que desaparecieron, engullidas por el urbanismo incipiente, el paso del tiempo u otras instalaciones deportivas o sociales. Unos recintos a cuya protección dio luz verde el Consell de Mallorca, con el fin de preservar su y defender su valor histórico.