Cartagena sigue conmemorando el centenario de la radio en el municipio con una exposición muy especial en el Palacio Consistorial. La muestra rinde homenaje a aquellos profesionales que desde 1925 son parte de este medio de comunicación. Se podrá visitar gratuitamente hasta el próximo 18 de enero. La inauguración contó con una representación teatralizada, dirigida por Pepe Ortas, del primer programa emitido en el municipio en octubre de 1925, cuando "la voz de Cartagena se proyectó desde la radio con ese momento histórico". En tal destacada cita estaban presentes profesionales de la radio como Emilio García y Carmelina Pallarés, dos de los locutores más longevos de nuestro municipio; así como Emilia Bernabéu o Jaime Cross, miembros de una familia muy radiofónica. Emilia ha vivido la radio desde siempre. Su vínculo con este medio comenzó siendo casi una niña, cuando con apenas trece o catorce años entró a trabajar en la emisora, “todavía con calcetines”, como ella misma recuerda con cariño. Empezó ayudando en la oficina y superó los exámenes y cursos que llegaban desde Madrid, demostrando muy pronto su talento y sensibilidad para el medio. Con el tiempo dejó la secretaría para convertirse en sincronizadora y montadora musical, una labor artística en la que daba vida a los guiones eligiendo la música adecuada para cada emoción: alegría, tristeza o dramatismo. Pero la radio no fue solo un trabajo, sino una herencia familiar y una pasión vital. Su padre era radioaficionado y en su casa siempre hubo una emisora encendida. Emilia creció rodeada de micrófonos, llamadas y antenas, participando desde pequeña en ese mundo que la fascinaba. La radio la ha acompañado toda su vida: duerme con ella, se informa a través de ella y la considera una compañera imprescindible. Además, la radio le regaló el amor. Allí conoció a su marido y construyó una familia numerosa, con seis hijos y ocho nietos. Para Emilia, la radio no es solo un medio de comunicación: es memoria, vocación, familia y amor, una presencia constante que ha marcado cada etapa de su vida. La historia de Emilio y Carmelina está profundamente unida a la radio, un medio que no solo marcó sus vidas profesionales, sino también su historia de amor. Carmelina entró en la radio el mismo día que cumplía 18 años, comenzando casi por casualidad, pero demostrando enseguida un talento natural para la lectura, la locución y la interpretación. Pronto pasó al locutorio, donde desarrolló una intensa trayectoria como locutora, presentadora y actriz de radioteatro, destacando por su capacidad interpretativa y su facilidad para emocionar, especialmente en los papeles dramáticos. La emisora era entonces un espacio lleno de compañerismo y calidez humana. Todos se conocían, se ayudaban y compartían una pasión común. Allí también trabajaba Emilio. Entre guiones, micrófonos y programas en directo, fue naciendo una relación especial, hecha de miradas, pequeños gestos y mucha complicidad. La radio fue testigo de todo, incluso del momento más importante: la declaración de amor. Una noche, mientras trabajaban en el locutorio, un micrófono quedó abierto sin que ellos lo supieran. Emilio, con nervios y ternura, le pidió a Carmelina que fuera su novia con una frase que se haría inolvidable: “Si yo soy el sol, ¿quieres ser tú la luna?”. Ella dijo que sí, y toda la emisora escuchó aquel instante único, aunque no salió en antena. Después vinieron los aplausos, las risas… y también el enfado de Emilio, que pidió que se borrara la grabación, sin saber que con el tiempo se convertiría en un recuerdo irrepetible. Seis años de noviazgo y más de sesenta de matrimonio después, Emilio y Carmelina siguen unidos por la radio. Duermen con ella, se despiertan con ella y la sienten como parte de su vida. Para ellos, la radio no es solo un medio de comunicación: es el lugar donde comenzó todo, donde nació el amor y donde sigue latiendo su historia, tantos años después.