2025, el año horrible de la ayuda humanitaria: "El sector está aún en estado de trauma tras el cierre de USAID"

Uno sabe que el terror de la hambruna se cierne sobre un lugar cuando empiezan a verse pulseritas de plástico para medir el grosor de los brazos de los niños afectados; esas mismas pulseras visibilizan también la esperanza, porque significan que hay médicos atendiendo a los débiles entre los débiles. Esas pulseritas son ya parte del paisaje sanitario en la localidad de Baidoa (Somalia), que sufre una crisis humanitaria grave causada por la guerra, los desplazamientos forzosos y una sequía recurrente con cuatro temporadas de lluvias fallidas.