El Papa León XIV ha recordado que el camino de la paz está en “la responsabilidad de cada uno de nosotros” en la Bendición 'Urbi et Orbi' que ha pronunciado el Pontífice el día de Navidad. “Si en lugar de acusar a los demás, reconociera ante todo sus propias faltas y pidiera perdón a Dios, y al mismo tiempo se pusiera en el lugar de quienes sufren, fuera solidario con los más débiles y oprimidos, entonces el mundo cambiaría”, ha señalado. Y es que para el Santo Padre, es Jesucristo el camino a seguir “para superar los conflictos”, desde los personales a los internacionales: “Sin un corazón libre del pecado, un corazón perdonado, no se puede ser hombres y mujeres pacíficos y constructores de paz”, ha manifestado. En su mensaje, León XIV ha hecho un repaso por los conflictos internacionales para proclamar y rezar por la paz. La primera zona del mundo en las oraciones del obispo de Roma han sido los cristianos de Oriente Medio, cuyos temores y preocupaciones ha conocido en su primer Viaje Apostólico a Turquía y Líbano: “He escuchado sus temores y conozco bien su sentimiento de impotencia ante las dinámicas de poder que los superan”. De ahí que haya implorado “justicia, paz y estabilidad para el Líbano, Palestina, Israel y Siria”. Ya dirigiéndose a Europa, ha rezado para que mantenga “un espíritu comunitario y colaborativo, fiel a sus raíces cristianas y a su historia, solidario y acogedor con los que están pasando necesidad”. En este sentido, se ha acordado por el pueblo ucraniano para que “cese el estruendo de las armas” y apela al diálogo de los agentes implicados en la comunidad internacional para poner fin al conflicto bélico “de manera sincera, directa y respetuosa”. También ha incluido los conflictos olvidados que asolan al continente africano, concretamente a las poblaciones de Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso y la República Democrática del Congo, donde la violencia “causa injusticia, inestabilidad política, persecución religiosa y terrorismo”, lamenta el Pontífice americano. El final de la violencia en Haití o los conflictos políticos en América Latina también han tenido su espacio en el mensaje de León XIV, animando a los responsables “enfrentar los numerosos desafíos”, propiciar “el diálogo por el bien común” y no caer en “las exclusiones ideológicas y partidistas”. El Papa ha rezado por un futuro de reconciliación en Myanmar, Tailandia y Camboya, y llama a la solidaridad con los pueblos del sur de Asia y de Oceanía que han sufrido “las devastadoras catástrofes naturales, que han afectado gravemente a poblaciones enteras”. Para concluir, y ante el inminente cierre del Año Jubilar y de las Puertas Santas, el Sucesor de Pedro pide a los cristianos que mantengan viva la esperanza: “Cristo es la Puerta siempre abierta, que nos introduce en la vida divina. La alegre noticia de este día es que el Niño que ha nacido es Dios hecho hombre; que no viene a condenar, sino a salvar; la suya no es una aparición fugaz, pues Él viene para quedarse y entregarse a sí mismo. En Él toda herida es sanada y todo corazón encuentra descanso y paz”, ha expresado.