El papa imploró «paz y consuelo para las víctimas de todas las guerras que se libran en el mundo, especialmente aquellas olvidadas; y para quienes sufren a causa de la injusticia, la inestabilidad política, la persecución religiosa y el terrorismo», y citó a Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso y la República Democrática del Congo.