Incombustibles labéque

El concierto a cuatro manos (o dos pianos) es, hoy día, una rareza, pero en el siglo romántico fue el pan de cada día; se hacía mucha música de salón y la adaptación a dos teclados de obras sinfónicas tenía una doble función: mayor desarrollo dinámico que uno solo, y, sobre todo, un medio accesible a la literatura orquestal, en su apogeo compositivo, y más difícil de escuchar para muchos. Recuerdo un memorable concierto de las hermanas Labéque dedicado a Tschaikowski, ya hace 31 años (14-2-1994), que nos descubrió ese magnífico ambiente de los salones decimonónicos. A partir de ahí, las queridas vecinas francesas nos han visitado en varias ocasiones (2012-2014-2018), siempre mostrando una vitalidad contagiosa. Y así, siguen. El concierto para dos pianos de Dessner (para nosotros estreno) es una obra que colma ese deseo de las intérpretes de sacar a los dos pianos las entrañas rítmicas (también tocan jazz), el sosegado lirismo, y un moderno minimalismo de rotunda percusión.