Quién se imaginaba allá por marzo, en el congreso del PSN, cuando María Chivite fue reelegida con un 99,44% de los apoyos, que el Partido Socialista estaba cerca de sufrir una sucesión de seísmos, con parte del epicentro en Navarra. El primer trimestre del año discurría tranquilo, si acaso con la salsa del abandono de Maite Nosti de Vox Navarra y su portazo sonoro pero sin entregar el acta parlamentaria. También en marzo se culminó el alambicado traspaso de Tráfico, aunque todo quedaría en capítulo menor comparado con lo que iba a llegar en junio.