Hace muchos años escuché una canción de Quintín Cabrera que dejó una impronta indeleble en mi memoria. De cuando en cuando recuerdo apenas dos versos: «las ciudades son libros / que se leen con los pies». Y divago sobre las ciudades que me gustaría visitar: Berlín, tal vez la Alexanderplatz; Viena, Copenhague o Buda; quizá decida no cruzar el Danubio a Pest; el perfil de La Valeta desde el murmurante Mediterráneo… Ciudades, barrios, ríos más o menos caudalosos, lagos, grandes jardines ingleses, catedrales perpendiculares y escondidas capillas, cielo y sol, nubes, lluvia y calzadas empedradas brillantes de reflejos de neón.