FAKELAND. La aparente impunidad con la que opera una atracción navideña denominada Snowland es tal que compite con la de los políticos que violan la ley. Los videos que han circulado en redes sociales comparando la fantasiosa publicidad con la impactante realidad, no dan margen para considerar causas accidentales o fortuitas que puedan justificar semejante engaño.