Las mentiras de Feijóo sobre la DANA lo desacreditan para gobernar España

Entre turrones, polvorones y villancicos, algunos de los principales altavoces mediáticos de la derecha han intentado que pase desapercibida una noticia de enorme relevancia política y democrática. Alberto Núñez Feijóo sostuvo públicamente una versión de los hechos sobre la DANA que asoló la Comunitat Valenciana y dejó 230 víctimas mortales que hoy ha quedado desmentida por la documentación conocida. Afirmó que el entonces presidente valenciano, Carlos Mazón, le mantuvo informado "en tiempo real" durante la emergencia. Los mensajes, horarios y cronologías incorporados a la causa judicial indican que ese relato no se corresponde con la realidad. No estamos ante un matiz menor ni ante una simple discrepancia interpretativa. Los hechos conocidos muestran que la primera comunicación relevante entre Feijóo y Mazón se produjo cuando la tragedia ya estaba plenamente desatada, cuando las alertas habían sido enviadas a la población y cuando numerosos municipios se encontraban gravemente inundados. A pesar de ello, el líder del Partido Popular mantuvo durante meses una versión que hoy resulta incompatible con los datos objetivos aportados al juzgado. El relato construido por Feijóo no fue inocuo ni casual. Cumplía una función política clara: proteger a Mazón y reforzar la estrategia del PP de responsabilizar al Gobierno central de una supuesta dejación de funciones. Sin embargo, la cronología remitida al Juzgado de Instrucción de Catarroja desmonta pieza a pieza esa narrativa. La primera llamada entre ambos se produjo a las 21:27 horas del 29 de octubre de 2024, cuando la alerta ES-Alert ya había sido enviada a la población a las 20:11 horas y la magnitud de la tragedia era evidente. Hablar de "información en tiempo real" en ese contexto no resiste el contraste con los hechos. No se trata de una cuestión semántica ni de una exageración retórica aceptable. La expresión utilizada por Feijóo implica un seguimiento constante, previo y detallado de la emergencia, algo que no se desprende en absoluto de los mensajes conocidos. Lo que reflejan esos intercambios es una reacción tardía ante una situación ya fuera de control. Los propios mensajes intercambiados esa noche son reveladores. A medida que avanza la madrugada, Mazón reconoce el caos, la falta de información precisa y la gravedad extrema de lo que está ocurriendo. "No podemos ni entrar en muchos pueblos con gente en los tejados muerta de miedo", escribe. Poco después confirma que "ya están apareciendo muertos en Utiel" y que "van a aparecer más". Y remata con una frase que resume el dramatismo del momento: "Un puto desastre va a ser esto, presi". Lejos de evidenciar una coordinación fluida y constante, esos mensajes muestran desconcierto, improvisación y una toma de conciencia tardía de la magnitud de la tragedia. Ese contexto es clave para entender por qué el relato sostenido posteriormente por Feijóo resulta insostenible. No se puede afirmar que se estaba informado "en tiempo real" cuando la primera comunicación relevante se produce cuando la emergencia ya ha causado daños irreversibles. Mientras hay un elemento adicional que desmonta otro de los pilares del discurso del Partido...