La trágica vida de María Isabel de Braganza, la reina que impulsó la creación del Museo del Prado

La pinacoteca rinde homenaje a la monarca, una apasionada del arte que destinó parte de su patrimonio personal a la adquisición y colección de las obras La exposición del “creador” del neoclasicismo con la que el Prado cierra 2025 El exilio a Brasil, la pérdida de sus dos hijas y la adquisición de obras de arte. Esos fueron los tres hitos que marcaron la vida de María Isabel de Braganza (Queluz, 1797 – Aranjuez, 1818), infanta de Portugal y reina consorte de España tras el matrimonio concertado con Fernando VII , el que era su tío y buscaba desesperadamente la descendencia que no había conseguido con su primera esposa, María Antonia de Nápoles. Sin pretenderlo, Braganza utilizó su influencia como reina consorte y destinó parte de su patrimonio personal a la adquisición y colección de las obras que formarían el núcleo inicial del Real Museo de Pinturas y Esculturas , el germen de lo que después se convirtió en el Museo del Prado , la pinacoteca más visitada de nuestro país. Al final, la mujer que huyó a Brasil junto a su familia por la invasión napoleónica de Portugal, terminó por convertirse en una figura clave en la historia cultural de España . Ahora, el Museo del Prado le rinde homenaje con un espacio dedicado a su figura. María Isabel de Braganza: una vida entre países María Isabel de Braganza tuvo que dejar Portugal durante su niñez por los problemas derivados de la invasión napoleónica. En 1807, puso rumbo con su familia a Brasil , pero terminaría regresando a la península. Lo hizo tras el acuerdo entre la casa de Borbón y la casa de Braganza, que buscaba estrechar lazos y recuperar el terreno perdido. María Isabel de Braganza Se concertaron dos bodas : Isabel y su hermana María Francisca con sus tíos, el rey Fernando VII y su hermano el infante Carlos María Isidro. Una estrategia de lo más habitual en la época. En su caso, Fernando VII era viudo y no había logrado descendencia con su primera esposa, María Antonia de Nápoles. El objetivo: dar sucesión a la Corona. Sin embargo, María Isabel de Braganza tampoco pudo cumplir ese cometido. Tuvo dos hijas . La primera murió a los pocos meses de vida. Se volvió a quedar embarazada, pero su segunda hija nació muerta y parto se complicó hasta tal punto que provocó la muerte de la madre, cuyos restos descansan en el panteón de infantes del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Impulsora del Museo del Prado La segunda esposa del Rey Fernando VII era una apasionada del arte y a ello dedicó buena parte de su empeño y fortuna. La reina consorte utilizó su influencia y destinó parte de su patrimonio personal a la adquisición y colección de las obras del Museo Real de Pintura y Escultura, el germen de lo que después se terminaría convirtiendo en el Museo del Prado. Sin embargo, María Isabel de Braganza no pudo ver el resultado final . Murió un año antes de su apertura, que se produjo finalmente en 1819. Y ese recinto terminaría por convertirse en la pinacoteca más importante del país. Ahora, el Museo del Prado rinde homenaje a la monarca con la inauguración de un espacio dedicado a su figura. Se trata de la sala 54, que “pone en valor el papel de la reina como protectora de las artes y visionaria en la creación del Prado, proyecto al que dedicó parte de su patrimonio personal”. En la sala, se exhiben dos retratos significativo s: uno pintado inmediatamente anterior a su boda con Fernando VII en 1816 y que sigue los modelos de retrato de tipo imperio impuestos por Josefina Bonaparte; y otro póstumo, realizado en 1827 como matrona romana, reproduciendo modelos derivados de la antigüedad clásica pero matizados por la mirada de artistas neoclásicos.