El cambio climático se está manifestando con especial crudeza en los polos, donde el ritmo del calentamiento supera al del resto del planeta. Una campaña científica, centrada en la química de la atmósfera ártica, ha logrado desentrañar cómo las actividades humanas, en concreto la extracción de petróleo y gas, interactúan con procesos naturales únicos de la región, provocando un complejo entramado de reacciones que no solo altera la composición del aire, sino que activa bucles de retroalimentación que aceleran la pérdida de hielo marino y, en consecuencia, amplifican el calentamiento en esa zona.