Los lunes olvidados del profesor Borges

Desde abril hasta septiembre de 1966, un lunes cada quince días, aquel ciego frágil y algo encorvado tomaba el tren en Buenos Aires y viajaba cinco horas hasta la ciudad balnearia de Mar del Plata, donde alguna vez había sido feliz en compañía de su amigo Adolfo Bioy Casares. Aquellos lunes, sin embargo, tenían otro propósito: impartir un curso de literatura inglesa y norteamericana en la Universidad Católica. Casi de inmediato, comenzaron a llegarle anónimos al decano recriminándole que hubiese contratado a un profesor agnóstico; luego el propio Borges comenzó a fastidiarse por el poco tiempo de que disponía para cada clase, y un día sufrió un golpe en el metro, camino a la estación ferroviaria: el resultado de todo... Ver Más