Un pequeño asteroide pasó a poco más de una distancia lunar de la Tierra el 22 de diciembre. La NASA lo tenía localizado y confirmó que no supuso ningún riesgo

No fue visible desde la superficie, no alteró satélites ni provocó efectos apreciables en nuestro entorno. Aun así, el paso de un pequeño asteroide a poco más de una distancia lunar volvió a poner en primer plano una de las tareas más discretas —y esenciales— de la astronomía moderna: vigilar de forma constante lo que se mueve cerca de la Tierra.