El recuento definitivo del voto CERA, el correspondiente a los más de 30.000 extremeños residentes en el extranjero que participaron en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre, ha dibujado un escenario electoral que otorga una pequeña suma al PSOE, aunque no altera el mapa político autonómico resultante de la noche electoral, que supuso una gran caída para los socialistas en una comunidad autónoma en la que han solido mantenerse fuertes. Según los datos oficiales, el Partido Socialista ha resultado vencedor en las dos circunscripciones extremeñas cuando se han computado los votos del exterior: en Cáceres logró 317 sufragios y en Badajoz otros 312, por delante del PP y de Vox. Esto, sin embargo, no cambia el reparto de escaños que se conoció el pasado domingo, cuando el PP de María Guardiola obtuvo 29 representantes en la Asamblea, uno más que en 2023; y los socialistas se quedaron en 18, su peor resultado en décadas. Con este recuento, el mapa político que dejaron los comicios electorales permanece estático y mantiene las mismas incógnitas que se venían planteando hasta ahora en esta comunidad autónoma. Por un lado, las dudas de lo que estará por venir en el PSOE de Extremadura, donde su líder, Miguel Ángel Gallardo, ha dimitido como secretario general del partido, aunque no ha renunciado a su escaño y, por otro, si PP y Vox terminarán o no por alcanzar un acuerdo, ya que la abstención de los socialistas para permitir la investidura de María Guardiola no termina de concebirse como una opción viable. El complicado panorama para el PSOE está presente; sin embargo, lo que más interés despierta son los pasos que el Partido Popular dará en esta comunidad autónoma, ya que, tras haber fallado en su objetivo de obtener la mayoría absoluta, el motivo por que el que se convocaron los comicios de forma anticipada, ahora debe atender al reto de conseguir investir a un presidente. Sobre la mesa, ahora mismo, están hasta las dudas de si María Guardiola seguirá siendo la persona que pueda ser propuesta para la presidencia de esta región española, pues sus enfrentamientos con Vox a lo largo de este tiempo no la vuelven, precisamente, en una candidata de consenso para ambos partidos. Ahora mismo, es Vox quien decide. El Partido Popular necesita un aliado para poder conformar un Ejecutivo autonómico y, salvo sorpresa, los populares deberán de llamar a los de Abascal para abrir un proceso de negociación. En este sentido, Vox está en una posición cómoda, con la sartén por el mango, conocedor de que el PP deberá de atender sus peticiones si quiere tocar poder de nuevo y siendo también conscientes de que una posible repetición de las elecciones podría, incluso, beneficiarles para seguir comiéndole terreno a María Guardiola y los suyos. Esta situación es algo que ya se ha dado en otras comunidades autónomas, ya que aunque en Valencia no se hayan celebrado elecciones, para la investidura de Pérez Llorca el PP ya debió de atender a los condicionantes...