Durante décadas, los científicos han buscado nuevas formas de reconstruir la historia reciente del clima. Satélites, estaciones meteorológicas y registros oceánicos han sido las fuentes habituales. Sin embargo, un estudio reciente ha puesto el foco en un lugar inesperado: los órganos de iglesia. Estos instrumentos, sensibles como pocos a los cambios ambientales, están revelando una tendencia clara y silenciosa del calentamiento global.