Los jóvenes de un pequeño pueblo de Teruel recuperan una festividad pérdida hace 100 años: "Queremos volver a celebrar las tradiciones"

El municipio turolense de Cuevas Labradas se prepara para vivir un fin de semana histórico con la recuperación de la festividad de San Juan Evangelista, una celebración que llevaba casi un siglo perdida en el recuerdo. La iniciativa, impulsada por la comisión de fiestas a propuesta del alcalde, busca revivir una tradición que los más jóvenes solo conocen a través de los relatos de sus abuelos. La emoción es palpable en esta pequeña localidad, que ve cómo una parte de su patrimonio inmaterial vuelve a la vida este mismo fin de semana. La memoria de la fiesta de San Juan Evangelista se había desvanecido con el tiempo, y la razón de su desaparición reside en la crudeza de los inviernos de antaño. Martina Marco, miembro de la comisión de fiestas, explica que la celebración original se abandonó hace "más de 100 años". El motivo, según la tradición oral, era puramente logístico y meteorológico: "Se cree que dejó de celebrarse porque hacía mucho frío y la nieve impedía que pudieran volver a casa los que iban al pueblo a celebrarlo", comenta. Esta situación obligaba a los visitantes a prolongar su estancia de forma inesperada, a veces durante semanas. Para las familias de la época, acoger a parientes o amigos durante un mes entero suponía un gran esfuerzo económico y personal. "La economía no lo permitía, y al final es un mes viviendo fuera de tu casa", añade Marco. Como solución, los responsables de la época decidieron trasladar los festejos patronales al mes de junio, buscando un clima más benigno. Sin embargo, la fiesta de invierno original cayó en el olvido, convirtiéndose en una anécdota que los abuelos contaban a sus nietos. Los recuerdos que han sobrevivido sobre aquella antigua festividad son fragmentarios, "todo rumores, por así decirlo, de lo que era la festividad", admite Martina. Los mayores rememoran historias de celebraciones sencillas, animadas por un acordeón en la plaza del pueblo, pero que a menudo "duraban bastante poco" debido a las intensas nevadas que obligaban a todos a refugiarse. Ahora, la intención es recuperar ese espíritu, aunque adaptándolo a los nuevos tiempos. El programa diseñado para este resurgir condensa la esencia de las fiestas de pueblo en una única e intensa jornada. La comisión ha querido homenajear el pasado incluyendo actividades tradicionales como los campeonatos de riñote y morra, un pasacalles, la misa solemne en honor al patrón y un vermú popular. La idea, según sus organizadores, es reunir "todo lo que representa unas fiestas de pueblo, pero en un solo día". Pero la mirada no está puesta solo en el pasado. La nueva festividad de San Juan Evangelista también abraza la modernidad. "Hemos mezclado lo antiguo con lo nuevo", explica Marco, detallando que a las actividades tradicionales se suman toques más actuales como una mojitada, demostrando la voluntad de crear una fiesta inclusiva para todas las generaciones. Uno de los momentos más especiales del día será la proyección de un vídeo conmemorativo creado para la ocasión. Se trata de un montaje audiovisual "en honor a todos aquellos, los que no están y los que estamos, recopilando los 100 años de Cuevas Labradas", señala Marco. Este homenaje visual servirá como puente entre las generaciones que mantuvieron viva la memoria de la fiesta y las que ahora la recuperan con entusiasmo. La noticia de la recuperación de la fiesta ha sido recibida con una mezcla de sorpresa y alegría por los vecinos. La respuesta ha superado todas las expectativas, generando una gran expectación tanto dentro como fuera del municipio. La iniciativa ha tocado una fibra sensible en la comunidad, especialmente entre los más mayores, que ven cómo las historias de su infancia se hacen realidad. Martina Marco describe la reacción de los vecinos con visible orgullo: "Los mayores están muy emocionados, porque al final es algo que han escuchado desde pequeños, y los jóvenes con muchas ansias de vivir algo nuevo". Esta dualidad garantiza que la plaza del pueblo vuelva a llenarse de vida, uniendo a quienes recuerdan el pasado y a quienes celebran el presente. La invitación está abierta a todos los que quieran ser testigos de este acontecimiento. "Estamos muy cerca de Teruel, y es muy fácil poder venir a vernos", anima la miembro de la comisión. El pistoletazo de salida será este sábado con el chupinazo a las 12 menos 10 del mediodía, un momento que marcará el renacimiento de una tradición que, un siglo después, se niega a desaparecer.