El año del gran debut de Klaus Mäkelä en Madrid

Puede decirse, sin temor a exagerar, que 2025 ha sido un año especialmente fértil para la música clásica en España. No tanto por la acumulación de hitos aislados, sino por la coherencia de una programación que ha sabido combinar grandes nombres del circuito internacional, el afianzamiento de nuevas generaciones de intérpretes y directores, y la consolidación de ciclos que ya forman parte del pulso cultural del país. Lo cierto es que la temporada ha mostrado un ecosistema activo, diverso y cada vez más atento tanto al repertorio como a los procesos artísticos que lo hacen posible. Madrid, Barcelona y Valencia han vuelto a situarse como polos principales de esta actividad, con el Auditorio Nacional de Música y el Palau de la Música como escenarios recurrentes de las grandes citas sinfónicas y vocales. En ese contexto, ciclos como Ibermúsica, Impacta, Scherzo o la programación propia de las instituciones han articulado una temporada que ha permitido observar tendencias como el protagonismo de las grandes orquestas centroeuropeas y una presencia creciente de intérpretes jóvenes ya plenamente instalados en la élite internacional. Uno de los nombres propios del año ha sido el del director finlandés Klaus Mäkelä, cuyo debut en Ibermúsica ha marcado uno de los momentos más observados de la temporada. Al frente de la Royal Concertgebouw Orchestra , futura titularidad del maestro, el programa ofrecía un recorrido amplio por estéticas y épocas, de Purcell a Richard Strauss , pasando por Britten , Dowland, Schumann, Unsuk Chin o Wagner tanto en el Auditorio Nacional como en el Palau de la Música catalana y en Oviedo. ABC tuvo la oportunidad de acompañar a Mäkelä durante sus ensayos en el Auditorio Nacional y dialogar tanto con él, sobre el misterio y la técnica de la dirección de orquesta, como con los propios músicos acerca de su experiencia de trabajo con el maestro, un acercamiento poco habitual que permitió observar de primera mano la precisión, claridad estructural y el clima de colaboración que define su liderazgo. Así definía el crítico de música de ABC , Alberto González Lapuente , su concierto: «Entre los distintos significados del genio destaca el de la persona capaz de imaginar y ejecutar cosas admirables. Un ejemplo inmediato es el director de orquesta de origen finlandés Klaus Mäkelä cuyo prodigiosa capacidad está fuera de todo duda, incluso para aquellos que sienten cierto vértigo ante su rápido ascenso a la más aristocrática élite musical [...] Esta actuación es un hecho extraordinario, por lo que tiene de asociación técnica incontestable, sin duda uno de los acontecimientos indispensables de esta temporada ». También Ibermúsica ha sido el marco del intenso paso de Gustavo Dudamel por Madrid. Su debut en el ciclo junto a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar abrió el año, seguido por dos citas especialmente significativas con la London Symphony Orchestra , una de ellas con la soprano Marina Rebeka y otra como clausura del 55º aniversario del ciclo. El recorrido de Dudamel por Mozart y Mahler, entre otros, permitió constatar la versatilidad del director y su capacidad para adaptarse a tradiciones orquestales muy distintas , así como su creciente presencia en el panorama sinfónico europeo más allá de su asociación histórica con el proyecto venezolano. La Filarmónica de la Scala de Milán, dirigida por Lorenzo Viotti , recientemente designado director titular de la Ópera de Zúrich a partir de 2028, también pasó por Madrid. El programa combinó a Berio, con las cuatro versiones originales de la Ritirata Notturna di Madrid de Boccherini, el Concierto para violonchelo de Dvořák y una amplia selección de Romeo y Julieta de Prokófiev , subrayando el perfil versátil de una orquesta históricamente asociada al repertorio operístico. La reciente visita de la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunk , bajo la dirección de su titular Sir Simon Rattle , constituyó otro de los ejes de la temporada. Programas centrados en Schumann, Stravinski , Janáček y Bruckner ofrecieron una panorámica amplia del repertorio centroeuropeo, con especial atención al equilibrio entre tradición interpretativa y lectura contemporánea. El paso de solistas internacionales por España ha sido otro de los rasgos destacados del año. La violinista granadina María Dueñas protagonizó una de las citas más esperadas junto a la Philharmonia Orchestra, interpretando el Concierto para violín de Korngold . Tras su actuación en el ciclo Impacta y posterior actuación en la entrega de los Premios Nobel en Estocolmo, la intérprete tuvo ocasión de dialogar recientemente con ABC, abordando cuestiones relacionadas con su aproximación al repertorio del siglo XX, el equilibrio entre virtuosismo y discurso musical, y el momento de su carrera, marcada por una rápida consolidación internacional: «Hay cosas que me ofrecen y que tienen para mí un valor emocional, no solamente musical, muy grande. Es complicado, me gustaría poder multiplicarme y hacerlo todo, pero tengo que pensar en la calidad de mi trabajo y también en cómo me siento personalmente; debo cuidar también de mi cuerpo, ha de ser mi prioridad». En el ámbito pianístico, Javier Perianes volvió al Auditorio Nacional con el Concierto nº 5 de Saint-Saëns, mientras que Lang Lang y Arcadi Volodos ofrecieron sendos recitales dentro del ciclo Impacta, centrados respectivamente en Schumann, Fauré y Chopin, y en Schubert , Schumann y Liszt-Volodos. Dos propuestas distintas que evidencian la diversidad de enfoques dentro del gran repertorio romántico. El pianista Jan Lisiecki visitó España recientemente acompañado por la Fundación Scherzo, ofreciendo un recital centrado en los Preludios y otras obras del repertorio pianístico. Especial atención merecen los hermanos Lucas y Arthur Jussen, que junto a la Gewandhausorchester Leipzig interpretaron obras de Mahler, Mendelssohn y Dvořák. Este periódico también tuvo la oportunidad de conocerles y dialogar con ellos sobre lo que hay detrás de la trayectoria de dos jóvenes músicos que iniciaron su camino artístico a partir de una afición compartida por el fútbol, que ellos mismos identifican como clave en su relación con el trabajo en equipo y la escucha mutua. « Empezamos a tocar el piano porque era solo un pasatiempo , igual que la gente va a jugar al fútbol. Sin el fútbol no hubiéramos llegado al piano. Fuimos escalando poco a poco y ahora estamos aquí. Tratamos de verlo ahora también como un 'hobby' porque, a veces, cuando empiezas una carrera, hay mucha presión. En cierto modo, también intentamos tratarlo como la vida misma». Entre los solistas también destacó el violinista sueco Daniel Lozakovich, que fue una de las citas más destacadas de la temporada de la Orquesta Nacional de España, acompañado por Alondra de la Parra. El programa incluyó su interpretación del Concierto para violín de Chaikovski, así como la Sinfonía nº 7 de Beethoven. Desde Barcelona, Pep Gorgori cita el regreso de Gardiner con The Constellations Orchestra , tras su breve retirada a raíz de haber agredido a uno de sus músicos. Y el año de Cantoría, este año han debutado en el Concertgebouw de Amsterdam, han vuelto al Wigmore Hall de Londres, les han dado la beca Leonardo por la recuperación de música del olvidadísimo José de San Juan y su concierto de hace una semana en la March con Ensaladas de Flecha fue retransmitido para toda la UER en el marco de una maratón internacional de conciertos organizados por las emisoras que forman parte de la red. En el Palau de la Música de Valencia, la temporada ha reforzado su perfil con la presencia de orquestas como la Münchner Philharmoniker , dirigida por Lahav Shani; la Staatskapelle Dresden, que ofreció la integral de las sinfonías de Schumann bajo la batuta de Daniele Gatti, que también pasó por Madrid; y la Wiener Symphoniker, con Petr Popelka y Renaud Capuçon. El año ha tenido también una dimensión simbólica destacada con la celebración del 525º aniversario de los Pequeños Cantores de Viena , que actuaron tanto en Madrid como en Valencia bajo la dirección de Oliver Stech. Más allá del valor histórico de la efeméride, los conciertos permitieron constatar la vigencia de una institución que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su identidad sonora.