La microgravedad es uno de los grandes límites de la exploración humana del espacio. Sabemos viajar lejos y durante meses, pero hacerlo sin pagar un peaje biológico elevado sigue siendo un problema abierto. Ahora, una patente registrada en Rusia vuelve a poner sobre la mesa una solución tan conocida como esquiva: generar gravedad artificial mediante rotación.