Durante décadas, la materia oscura ha sido un misterio reservado al cosmos profundo. Ahora, un nuevo modelo teórico propone algo inesperado: buscar señales de estas partículas invisibles dentro de reactores de fusión en la Tierra. La idea no promete respuestas inmediatas, pero abre una vía experimental completamente nueva para investigar uno de los mayores enigmas del universo.