Por lo general, uno no es responsable de su apellido, que puede entrar en contradicción con el carácter físico o moral de la persona. Esto es lo que le pasa, en ambos aspectos, al derrotado candidato sanchista a la presidencia de Extremadura con su nombre de familia, pero se ve que le gusta tanto que no se decide a cambiarlo. Tan empecinado empeño en seguir siendo toda la vida un oxímoron con patas no favorece estéticamente al personaje. Y de lo que se deriva del contraste ético, ya ni hablemos. El verdadero gallardo extremeño fue Bartolomé José Gallardo (1776-1852), pacense de Campanario, que combatió en partidas patrióticas contra los franceses, amén de poner las bases de la moderna bibliografía española.... Ver Más