El empresario hostelero Ricardo Gil ha decidido tomar la iniciativa ante lo que considera una subida insuficiente del salario mínimo interprofesional (SMI). Mientras el SMI contempla un aumento del 1,5% para 2026, Gil ha anunciado que negociará directamente con sus empleados un incremento salarial del 6%, una cifra notablemente superior. "Y punto, y ya está. Y al que le guste, bien, y al que no, pues también", ha afirmado con contundencia. Gil se muestra muy crítico con el proceso de negociación que tradicionalmente llevan a cabo la patronal y los sindicatos en el sector. Describe con ironía estas reuniones como un mero trámite. "Se junta la patronal, se juntan los sindicatos defensores de los empleados y hala, ya está, redactamos un convenio, lo firmamos y a comer unas buenas comiditas", lamenta el empresario. Para este empresario, el modelo actual es insostenible y urge una revisión profunda. "No es posible", sentencia, antes de hacer un llamamiento a la acción: "Tenemos que mejorar los convenios que nos regulan en el sector de la hostelería, que es muy agresivo, y tenemos que darles a nuestros trabajadores un sueldo digno que les permita llevar una vida digna, igual que el empresario". Ricardo Gil dirige su mensaje directamente a sus colegas de profesión, a quienes pide más implicación y unidad. "Empresario, vamos a juntarnos, vamos a fusionarnos un poquito mejor", propone. Además, muestra su descontento con la representación actual del sector, sugiriendo que no defiende adecuadamente sus intereses: "Los defensores nuestros, pues, bueno, hacen lo que hacen, pero lo hacen de la manera que lo hacen". Lejos de considerarlo un gasto, Gil ve el aumento salarial como una inversión directa en la rentabilidad del negocio. Comparte lo que llama un "consejo interno" basado en su propia experiencia: "Siempre que mejores las condiciones salariales, las condiciones de tus empleados, vas a ganar tanto dinero que te vas a permitir darles hasta extras a tus empleados". El hostelero concluye con una defensa apasionada de su profesión. "Vamos a luchar un poco por esta dignidad y por este negocio que es tan bonito", pide. Su mensaje final es claro: mejorar las condiciones de los trabajadores no solo es una cuestión de justicia social, sino también una estrategia empresarial inteligente para asegurar el futuro y la calidad de la hostelería en España.