50 años de calendario vacunal en España: Retos y avances para una vacunación integral y accesible

La vacunación ha salvado millones de vidas y ha situado a España entre los países con mejores coberturas infantiles; sin embargo, persisten retos clave que deben ser abordados sin demora. Así se destacó en el Foro '50 años de Calendario Vacunal en España' , organizado por ABC Salud en colaboración con GSK y Sanofi España . Entre estos desafíos se encuentran aumentar la vacunación en adultos, mejorar la trazabilidad y combatir la desinformación, aspectos que requieren mayor formación, coordinación y confianza en el sistema. En estos 50 años, explicó Ana Hernando , directora del área de Relaciones Institucionales del área de Vacunas de GSK España, se han logrado dos hitos fundamentales. El primero, en 1975, con el establecimiento por primera vez del calendario vacunal. «Hasta entonces, solo existían campañas puntuales principalmente contra la viruela y la polio, enfermedades hoy erradicadas. Ese calendario sentó las bases para la equidad y la confianza que hoy existen en las vacunas en España». El segundo gran hito ocurrió en 2019, con la transición de un calendario enfocado exclusivamente en la infancia a uno que abarca toda la vida. «Por primera vez se reconoció explícitamente la importancia de vacunar no solo a la población infantil, sino también a embarazadas, adultos y personas mayores». Ángel Gil, académico de la Real Academia de Medicina y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos , añadió un tercer factor: el cambio social. «En los años 60 y 70, la vacunación fue una herramienta vital para evitar enfermedades infantiles y mortalidad. Hoy, la estructura familiar y económica ha cambiado, lo que influye en las estrategias de vacunación y en el acceso a los servicios sanitarios». Por ejemplo, recordó que « casi un 20% de la población española tiene dificultades económicas, lo que afecta su capacidad para vacunarse ». Además, mencionó que factores como los horarios laborales irregulares dificultan que muchas personas puedan acudir al médico o vacunar a sus hijos. «Estos determinantes sociales siempre han sido importantes, pero ahora son más evidentes y tienen un impacto clave en la vacunación». En este sentido, Javier Castrodeza, jefe de Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y ex secretario general de Sanidad y Consumo del Ministerio de Sanidad, destacó otro hito relevante en el calendario vacunal: su financiación pública y accesibilidad. «Esto ha permitido mantener altas tasas de vacunación y adaptar el calendario para incorporar nuevas vacunas y reaccionar ante emergencias sanitarias». Resulta paradójico que cuanto más efectivas son las vacunas, menor es la percepción del riesgo de las enfermedades, señaló Marta Díez , directora general de Vacunas para Sanofi España. «Esto se ha visto claramente con la Covid-19, donde la cobertura ha disminuido con el tiempo. Además, la vacunación todavía se percibe como algo exclusivo de los niños, cuando en realidad es crucial también en adultos, especialmente porque la edad es un factor importante de riesgo para muchas enfermedades prevenibles». Díez añade: «A pesar de que la cobertura en niños supera el 98%, la población mayor de 65 años, que actualmente representa un 20%, crecerá al 30% para 2050. Por ello, es fundamental aumentar la cobertura en personas mayores con mensajes positivos que destaquen el beneficio de mantener su calidad de vida y autonomía». Gil puso como ejemplo el adelanto del pico estacional de la gripe, lo que impulsó a más personas a vacunarse en una sola semana que en todo el mes anterior. « Esto demuestra la relación directa entre percepción del riesgo y adherencia a la vacunación ». Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública , reconoció que en los últimos cinco años el calendario vacunal español ha experimentado una verdadera revolución, incorporando vacunas nuevas como la de la gripe en niños, el papiloma en varones, el herpes zóster y el meningococo B, entre otras. Sin embargo, «la desaparición de enfermedades como la polio, que antes causaba miles de casos, ha hecho que la población pierda la percepción del valor de las vacunas. La vacunación contra la Covid-19 fue crucial para controlar la pandemia, pero no hemos sabido capitalizar ese logro socialmente». Desde una perspectiva económica, las vacunas son coste-eficientes y contribuyen a la sostenibilidad del sistema sanitario, subrayó Pedro Irigoyen , profesor en la Universidad Rey Juan Carlos y exviceconsejero de Gestión Económica de la Comunidad de Madrid. «España —dijo— ha tenido que administrar la escasez en los últimos 15 años y, aunque el gasto sanitario ha aumentado, la financiación no siempre es suficiente ni estable». Irigoyen considera vital entender que invertir en vacunas ahorra costes mayores derivados de hospitalizaciones y tratamientos prolongados. Vacunar a una persona en España a lo largo de toda su vida cuesta aproximadamente 1.541 euros. «Comparado con el coste de una estancia hospitalaria por neumonía, las vacunas representan un ahorro significativo para el sistema. Por ello, debemos insistir en comunicar estos datos a los responsables y a la sociedad», destacó. Porque, insistió Díez, « el coste de no vacunar es mucho mayor , especialmente con una población que envejece y que es la gran consumidora de servicios de salud». Díez considera imprescindible «cambiar el chip hacia la vacunación como hábito de prevención. Actualmente no se suele preguntar a los pacientes sobre su estado vacunal, lo cual debería cambiar para promover una mejor prevención». Para Gil, las vacunas también evitan que inversiones costosas en tratamientos para enfermedades graves se pierdan por infecciones prevenibles. «La salud pública debe ser continua y proactiva, no solo reactiva frente a crisis». En este sentido, Pérez lamentó la ausencia de un plan estratégico nacional de vacunación que vaya más allá del calendario y que integre todos los aspectos de la vacunación, incluyendo formación profesional, recursos humanos y campañas de concienciación. «La vigilancia epidemiológica necesita recursos y actualización para actuar en tiempo real, como ha ocurrido con la gripe este año en Madrid». Por ello, «España debe invertir en lo invisible, en prevención -pidió Hernando-. Necesitamos un plan nacional estable, con financiación que no dependa de ciclos electorales , que incluya formación a profesionales y aproveche nuevas tecnologías como la inteligencia artificial para mejorar la comunicación y adherencia a la vacunación, especialmente en adultos mayores». Y también recursos humanos. «Necesitamos profesionales cualificados y una mejor organización para adaptarnos a los horarios y necesidades de la población. Por ejemplo, aprovechar la apertura 24/7 de hospitales para facilitar la vacunación», demandó Pérez. Díez destacó el rol del médico, especialmente en adultos, donde no siempre se recomienda la vacunación a pesar de la evidencia clara de su beneficio. A pesar de que el gasto sanitario ha crecido mucho en las últimas décadas, señaló Irigoyen, «seguimos sin cambiar verdaderamente el modelo, que debe incorporar resultados en salud y abordar la desinformación y los procesos de incorporación de innovación. La financiación es necesaria pero no suficiente ». Otro aspecto a tener en cuenta, agregó Gil, es que la población mayor se sienta representada en las campañas, «que no se limite a estereotipos de personas muy mayores». Porque, como destacó Hernando, «cada contacto con el sistema sanitario debería ser una oportunidad para actualizar el calendario vacunal». Los expertos apuestan por simplificar y homogeneizar los procesos para que la vacunación sea accesible y fácil para la población, incluyendo la colaboración de farmacias y otros centros sanitarios. Una de las vías para concienciar a los adultos es a través de campañas de vacunación. « Las campañas deben ser continuas y potentes, comparables a grandes campañas institucionales como la del IRPF », destacó Irigoyen. Aquí Pérez demandó la participación de profesionales con visión amplia para gestionar campañas más eficientes y llegar mejor a la población. «Es clave incorporar expertos en sociología, comunicación y marketing para aumentar su impacto». En esto coincidió Hernando: «las campañas deben ser más efectivas y visibilizar el impacto real de vacunarse, como ocurre en otras áreas de la salud pública (cinturón de seguridad, tabaco)».