Bioseguridad avícola: ¿Cómo garantizar el abasto de pollo y huevo en México?

El pollo y el huevo ocupan un lugar central en la alimentación y en la economía de los hogares mexicanos.Su consumo cotidiano refleja la relevancia de una industria que, además de ser estratégica para el campo nacional, enfrenta el reto permanente de proteger la salud animal y asegurar alimentos inocuos para la población.Bioseguridad, clave de lainocuidad alimentaria“La bioseguridad es la base sobre la que se construye la inocuidad alimentaria. Cada medida preventiva, desde la vacunación con productos innovadores hasta el control de accesos y la desinfección del entorno, tiene un impacto directo en la salud de las aves y en la calidad del alimento que llega a la mesa de las familias mexicanas”, señaló Georgina Romero, directora de Avicultura y Acuicultura de MSD Salud Animal en México, empresa especializada en vacunas y sistemas biológicos. En este contexto, la bioseguridad se consolida como el primer pilar para preservar la sanidad de las aves y la estabilidad del abasto. MSD Salud Animal subraya que la protección de la cadena avícola comienza en la granja y se extiende hasta el consumidor final. Para lograrlo, resulta indispensable reforzar las medidas preventivas mediante:La capacitación continua del personalLa aplicación de protocolos sanitarios estrictosIncorporación de soluciones innovadoras que fortalezcan tanto la inmunidad como el bienestar de las avesLa importancia de estas acciones se dimensiona al observar el peso de la avicultura en la producción de alimentos en México.El mercado de la carne de pollo y el huevoDe acuerdo con el Compendio Estadístico 2025 del Consejo Mexicano De La Carne (Comecarne), la carne de pollo representa 49 por ciento de toda la proteína cárnica producida en el país, con un consumo total de 4.99 millones de toneladas. En términos 'per cápita', esto se traduce en un consumo promedio cercano a los 38 kilogramos de pollo al año por persona, una cifra que confirma la preferencia de los mexicanos por una proteína accesible, nutritiva y versátil. En cuanto al huevo, México destaca no sólo por su elevado consumo, sino también por su autosuficiencia productiva. El país produce más de 2.7 millones de toneladas anuales, volumen que cubre por completo la demanda interna.Gracias a ello, se mantiene entre los principales productores y consumidores a nivel mundial, con un consumo que oscila entre 345 y 390 huevos por persona al año. Este desempeño consolida al huevo como un alimento esencial tanto en la dieta diaria como en la economía familiar. Sin embargo, este liderazgo productivo también implica una mayor exposición a riesgos sanitarios de alcance global.México se posiciona como uno de los referentes en proteína avícola, la prevención de enfermedades se vuelve una prioridad estratégica para proteger la continuidad del suministro y la confianza del consumidor. Sector avícola requiere mayor tecnología sanitariaEn este sentido, la compañía propone el desarrollo de innovaciones orientadas a transformar la salud y la productividad de las aves de producción, tanto en pollos de engorde como en gallinas ponedoras. Estas soluciones tendrían que estar diseñadas para adaptarse a todos los sistemas de cría, ya sea de suelo, ecológicos, camperos o en jaula, lo que permite atender la diversidad de modelos productivos presentes en el país. La prevención de enfermedades respiratorias, intestinales, virales y bacterianas resulta clave para mantener la productividad, y reducir riesgos sanitarios que pueden afectar la supervivencia de las aves. De esta manera, la bioseguridad deja de ser únicamente una medida sanitaria para convertirse en un factor estratégico que sostiene a toda la cadena productiva. La implementación consistente de prácticas preventivas permite fortalecer la resiliencia del sector, proteger el bienestar animal y garantizar alimentos seguros para millones de personas. De acuerdo con MSD Salud Animal en México, la avicultura moderna y sostenible, centrada en la prevención, se consolida así como un componente esencial para la seguridad alimentaria del país, así como para la estabilidad de una industria que forma parte de la vida cotidiana de México. El punto de vista gubernamentalSegún el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), la bioseguridad en las unidades de producción pecuaria integra una serie de medidas sanitarias así como en procedimientos técnicos aplicados de forma lógica y permanente para prevenir la entrada, circulación y salida de agentes infectocontagiosos.Coincide con MSD Salud Animal en México en el sentido de que la bioseguridad juega un papel fundamental para minimizar el riesgo de ser afectadas por las enfermedades de alto impacto.Por ejemplo, pulorosis aviar, tifoidea aviar, enfermedad de Newcastle velogénico o influenza aviar de alta patogenicidad.“La disposición de adoptar, mantener y fortalecer las medidas de bioseguridad en las unidades de producción avícola es de observancia obligatoria en todo el territorio nacional”, advierte Senasica.La perspectiva académicaLa bioseguridad abarca las reglas de manejo llevadas a cabo para reducir el riesgo de que las aves se enfermen, evitando de este modo que se perjudique el rendimiento de las mismas, se lee en Manual de Normas Básicas de Bioseguridad de una Granja Avícola, de Francisco J. Federico. También, advierte, debe comprender que la bioseguridad depende de las acciones que realiza cotidianamente en la granja.. “Todas las personas que ingresan a la granja deben conocer las medidas de bioseguridad implementadas en todas las partes de la misma", expresó J. Federico."El desconocimiento de éstas por parte de una sola persona puede llevar al fracaso del plan de bioseguridad y por consiguiente a la entrada de agentes patógenos y desarrollode enfermedad en la granja”, agregó.Finalmente, señaló que cuanto más medidas se tomen, menores serán los costos de producción, ya que se invertirá menos en los tratamientos de las aves.KL